Sostenibilidad social, reto de los destinos en la era pos-COVID | Federació Hostaleria i Turisme de les Comarques de Girona

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Sostenibilidad social, reto de los destinos en la era pos-COVID

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Hosteltur. Digitalización y sostenibilidad. Estos son los dos grandes retos que afrontan los destinos turísticos en este nuevo periodo que se abre tras la paulatina salida de la crisis de la COVID-19. No obstante, dentro de la sostenibilidad una de sus vertientes está siendo olvidada: la social, por lo que en esta nueva era habrá que tenerla cada vez más en cuenta para evitar problemas de turismofobia o de falta de trabajadores en el sector por la precariedad. Así lo puso de relieve este miércoles, Enrique Navarro, director del Instituto Universitario de Investigación en Inteligencia e Innovación Turística de la Universidad de Málaga durante su intervención en la mesa redonda ‘Destinos y responsabilidad social en la era pos-COVID’ celebrada en el marco de la XVI edición del Seminario Internacional de Innovación y Turismo (INTO). “Si la sociedad empieza a rechazar el turismo o no lo ve tan positivo, vamos a tener un problema a medio y largo plazo”, advirtió.

“La sostenibilidad la entendemos económicamente, y en especial medioambientalmente, pero también la social, la gran olvidada”, incidió Navarro, que recordó esas manifestaciones de turismofobia que ya se vivían antes de la pandemia contra el sector, por lo que llamó a los destinos a “cuidar esa parte de la responsabilidad social”.

Asimismo, destacó la importancia de la relación entre sostenibilidad y empleo, al ser el turismo un sector generador de puestos de trabajo, si bien en ocasiones de baja remuneración o ligados a la economía sumergida, observó.

“Esto puede generar una conflictividad social en los destinos”, constató Navarro, que diferenció dos tipos de destinos: los emergentes y los consolidados, y alertó de que es en estos últimos, que tienen una carga de trabajadores importante, “donde este empleo de baja remuneración puede empezar a hacer mella”.

En esta línea, aludió a la restauración, donde actualmente hay empleo, pero falta personal, “en parte por esta economía sumergida”.

“Antes pensábamos que cubríamos la parte social de empleados y hoy sabemos que con el empleo tenemos síntomas de pobreza. Y eso se da en muchos lugares, incluidos los destinos turísticos”, lamentó.

Junto a esta sostenibilidad social, el director del Instituto Universitario de Investigación en Inteligencia e Innovación Turística de la Universidad de Málaga hizo referencia también a la medioambiental, a su juicio “el mayor reto de la humanidad” en los próximos 20 o 30 años, por lo que lanzó un aviso: “si no nos sabemos adaptar vamos a tener serio problema en la demanda”.

Así, ilustró con un informe del Instituto que dirige sobre cambio climático que pone de relieve que si hay una buena temporada climática en Inglaterra en verano baja el número de turistas que visitan la Costa del Sol.

En cuanto al reto de la digitalización, Navarro abogó por realizar previamente un mapa tecnológico a la hora de decidirse a implementar tecnologías e hizo hincapié en que hay que ir más allá de subvencionar a las pequeñas empresas para que se digitalicen “y se les debe dar un asesoramiento y acompañamiento tecnológico”.

Circularidad

Por su parte, Francesc Mateu, director gerente de la Agencia de Estrategia Turística de Baleares (AETIB), puso en valor el modelo de circularidad del turismo por el que apuesta Baleares, en aras de reforzar ese elemento diferencial e identitario que se han marcado en el Govern balear para pasar de “un turismo de volumen que hemos tenido históricamente a otro de valor, que es el que queremos”.

Así, Mateu desgranó los seis ámbitos con los que trabajan en la circularidad: alimentación, energía, agua, materiales, movilidad y territorio y mar. Y puso un ejemplo de esta economía circular en las islas: el de la cadena hotelera mallorquina Garden Hotels.

“Lleva tiempo con la circularidad en la alimentación. Compran productos de kilómetro cero ecológicos a productores locales directamente y estos productos son los que sirven en sus restaurantes”, explicó.

Al mismo tiempo, según añadió, de los residuos que producen los servicios de alimentación de los hoteles, se separa el orgánico y se ha llegado a un acuerdo con el propio productor de alimentos para contar una planta de compostaje que el productor usa para su propio campo.

“Esto desarrolla un sector primario muy fuerte y al mismo tiempo se desarrolla un sector industrial”, apuntó el director gerente de la AETIB, que indicó que junto al compostaje de residuos urbanos se suman otros posibles ámbitos industriales como las energías renovables, el reaprovechamiento de residuos hídricos, la movilidad sostenible o los materiales de construcción reutilizables.

“Los destinos deben apostar por una estrategia de futuro basada en la sostenibilidad y circularidad. Solo así se generará riqueza, se mejorará la calidad del empleo y se mantendrá la competitividad como destino turístico”, sostuvo.

El modelo de Artiem

Al respecto, Guillermo Díaz, director comercial de Artiem Hotels, señaló cómo desde el compromiso de la cadena con la prosperidad sostenible, no ven solo a la empresa como “un agente meramente económico, sino de transformación social y medioambiental” con el fin de crear un ecosistema social, medioambiental y económico más resiliente.

Díaz remarcó cómo en Artiem huyen de la Responsabilidad Social Corporativa “como filantropía empresarial” y abogan por una RSC de economía de impacto positivo. “De esta forma conseguimos que el resultado económico sea una consecuencia, no un objetivo”, aseguró.

En este sentido, apuntó que trabajan bajo dos principios: generar valor para los stakeholders y lograr que los trabajadores de Artiem “seamos un equipo comprometido con el entorno y felices con lo que hacemos”.

Esto a nivel empresa tiene tres resultados, según Díaz: los colaboradores se sienten implicados en el proyecto, los clientes se sienten identificados con los valores de la empresa y se logra la prosperidad del entorno: “convertimos a la empresa en un motor de desarrollo ahí donde nos ubicamos”, abundó el directivo. Y finalmente puso en valor una última consecuencia, la generación de valor para el accionista. “Somos una empresa que necesita generar un rendimiento económico, que es una consecuencia de las cosas bien hechas”, defendió.

Canarias Destino

Entretanto, Teresa Berástegui, viceconjera de Turismo del Gobierno de Canarias, desgranó las numerosas actuaciones puestas en marcha por la comunidad para lograr la transformación de su modelo turístico y destacó una creada a partir de la crisis de la COVID: Canarias Destino, que según señaló, permite presentar una alternativa de modelo económico a través del desarrollo local, poniendo en contacto entre ellos a sus productores, artesanos, hoteleros y restauradores y además poniéndolos en contacto directo con el turista.

En este punto, Berástegui recordó cómo una de las debilidades que ha tenido siempre Canarias ha sido “esa dependencia a terceros y grandes empresas que si bien nos han ayudado a crecer, no siempre nos ha permitido poner nuestros propios precios y que incluso los más pequeños tuvieran cabida en esta cadena de valor”.

Por ello, desde el Gobierno canario han puesto en marcha esta plataforma que pone en valor las experiencias y a los productores locales, “que creemos que va a acarrear un cambio total en nuestro modelo turístico, que además va de la mano de los comportamientos turísticos y la preocupación del impacto ambiental, que generará valor añadido y sobre todo, un retorno para nuestras islas”, defendió la viceconsejera.