La trampa de los afiliados
La Vanguardia. Superar los 21 millones de afiliaciones en la Seguridad Social este mes de mayo ha sido recibido con euforia por los responsables ministeriales. El mensaje subyacente era el aumento de cotizaciones sociales para mantener la viabilidad de unas prestaciones en incremento continuado. También se ha remarcado que el número de mujeres contratadas supera el de hombres y que estas, en conjunto, se acercan mucho a la mitad de los asalariados totales. Un aumento de la paridad, pues.
Pero más allá de las grandes cifras acumuladas, las cifras de mayo presentan inquietantes interrogantes. En España se crean 220.000 puestos de trabajo netos, pero el paro solo baja en 59.000 personas. El 38% de los nuevos puestos de trabajo asalariados corresponde a la hostelería, que dicen que ha adelantado la contratación por miedo a que después ya no encuentren gente. El comercio y el transporte, estrechamente vinculados al turismo, también crecen con fuerza y superan en un 50% las contrataciones de la industria manufacturera, que solo aporta 8.000 nuevos asalariados en total. Y ahora, la letra pequeña: este mes de mayo los trabajadores extranjeros representan más del 35% de los nuevos ocupados, cuando en el total del mercado de trabajo español solo constituyen el 13,5% de los asalariados.
En términos de género, las mujeres extranjeras ocupadas han aumentado cerca de un 15% en un año. Representan el 6% de la población española y ocupan el 44% de los nuevos puestos de trabajo. Pero solo cobran 11.800 euros de media, la mitad del salario medio español. Esto presenta un panorama poco alentador. El empleo derivado de los servicios turísticos se nutre en gran parte de extranjeros, especialmente mujeres. Es un empleo caracterizado por la temporalidad, bajos salarios, falta de conciliación y un elevado desgaste físico. Es por eso que los parados autóctonos a duras penas disminuyen, porque no quieren o no pueden aceptar estas condiciones de trabajo.
Letra pequeña
El extranjero, sobre todo mujeres, representa más del 35% de los nuevos ocupados, principalmente en el turismo
Tenemos un modelo turístico donde cada vez hay más presencia de fondo y capitales extranjeros atraídos por la elevada rentabilidad del sector y que ocupa en gran parte trabajadores poco cualificados también extranjeros. En este negocio, los autóctonos ponemos –aparte de clima, monumentos y paisaje– los suministros que los visitantes requieren –agua, energía–, los servicios colectivos –seguridad, limpieza, residuos– y las infraestructuras: aeropuertos, puertos y carreteras. Además de las externalidades negativas: congestión, aumento del precio de la vivienda… Un negocio redondo para la gran mayoría.
Mientras tanto el Ayuntamiento de Barcelona, donde los residentes nacidos en el extranjero ya representan más de un tercio de los empadronados, define las zonas de alta densidad turística, pero no se atreve o no puede implantar ninguna medida realmente paliativa. Es urgente que el turismo deje de competir con precios y masas y lo haga con la calidad de profesionales bien formados y bien pagados.