La inflación frena en seco el consumo, que solo se salva por la alimentación
La Vanguardia. El ahorro acumulado, un récord de 80.000 millones, compensa el alza de los precios. En las últimas semanas, Carmen ha empezado a darse cuenta de que los productos del supermercado han comenzado a subir de precio. “Los 50 euros que gasto para llenar la despensa cada dos semanas ya no me dan para lo mismo que compraba el año pasado. Todo está más caro. Miro ofertas e intento ir con más cautela. Qué le vamos a hacer, no vamos a dejar de comer”, explica esta empleada del hogar, una peruana afincada desde hace décadas en Barcelona.
La guerra ha desvanecido las esperanzas depositadas en el comienzo del año, señala Comertia
Como Carmen, millares de personas están empezando a sufrir el aumento desorbitado de los precios y, como consecuencia, el consumo ha frenado en seco la tendencia al alza con la que había iniciado el año. Los primeros indicadores económicos lo demuestran. Según el informe Situación España elaborado por BBVA Research, el gasto del consumidor ha empezado a frenarse en marzo, especialmente en el canal presencial, aunque la estadística, advierte, a veces puede resultar engañosa porque no desestacionaliza los efectos de la Semana Santa, que cada año cae en un momento distinto del calendario.
Una situación que constata CaixaBank en su Monitor de consumo , publicado el viernes. “El gasto en bienes de primera necesidad se mantuvo bastante estable a lo largo del trimestre, pero en el resto de sectores la tendencia al alza se truncó el mes de marzo”, indica el documento.
El Gremi de Restauració no ve que baje el gasto: el cliente tiene ganas de volver a la normalidad
En Catalunya, los datos de la asociación Comertia también constatan una caída del consumo en todos los sectores excepto en las compras de alimentación básica. “Éramos muy optimistas con el inicio de este año, pero la llegada de la guerra ha desvanecido las esperanzas. Confiamos en que los precios de la energía se regularicen en el segundo semestre”, razona la directora general, Elisabet Vilalta, que a la vez reconoce que la situación no es ni de lejos tan mala como la vivida durante los cierres en el inicio de la pandemia.
Funcas recorta en 1,7 puntos sus previsiones de gasto real de los hogares para este ejercicio
Los analistas apuntan que el freno del consumo no se explica tanto por el temor a la guerra como por el alza de la inflación. Tras meses de subidas, en marzo se situó en el 9,8%, a niveles que no se alcanzaban desde los años ochenta. El alza de los precios de la energía, el combustible y las materias primas, los cuellos de botella que tensan la cadena de suministros desde el inicio de la pandemia, la guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia han provocado que los precios se disparen y que los hogares empiecen a verse forzados a reducir el gasto. Por eso, las perspectivas de crecimiento del consumo depositadas para este año 2022 se están viendo frustradas.
La renta disponible de los hogares caerá un 10% en el corto plazo y un 1,2% en el conjunto del año, según BBVA
El centro de análisis Funcas ha reducido este marzo el pronóstico de gasto real de los hogares respecto a su análisis de enero. “Aunque la evolución del consumo no será negativa, la inflación nos ha obligado a rebajar las previsiones del gasto real en 1,7 puntos porcentuales respecto al análisis de enero. Estaremos aún más lejos de recuperar los niveles del 2019”, apunta la investigadora María Jesús Fernández. En cambio, dice, si se tiene en cuenta el gasto en términos nominales (sin descontar los efectos de la inflación), el consumo crecerá algo más de lo previsto en enero, hasta llegar a los 736.759 millones de euros y por encima de los niveles del 2019.
Esa diferencia se explica por los efectos de la inflación, pero también por las ganas que tiene el consumidor de recuperar la normalidad después de dos años de restricciones. Y, según los datos de BBVA, dispone de un buen colchón para asumir estos gastos. “Los hogares acumulan un ahorro de 80.000 millones de euros, una cifra récord provocada por el confinamiento y los cambios de hábitos de consumo durante la pandemia. Pese a la inflación, se espera que una parte del dinero se utilice para disfrutar de servicios que han sufrido las restricciones, como el alojamiento, el ocio o la restauración. Por este y otros motivos, prevemos que la tasa de ahorro disponible baje del 8,3% actual al 6,6% en el 2023, un nivel más normalizado respecto a la serie histórica”, apunta Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA en España.
Las ganas de recuperación y el colchón de ahorro del consumidor los constata el Gremi de Restauració de Barcelona, que de momento no ve afectación en las reservas ni tampoco en el gasto medio por comensal. “El cliente local quiere volver a la normalidad, y vemos que la actividad va a buen ritmo. Ahora esperamos la llegada del turista internacional, clave para nuestra recuperación”, declara el director del gremio, Roger Pallarols.
En el caso de Carmen y su familia, los ahorros que consigue con su trabajo y el de su marido, electricista, sirven para “ir tirando y poco más”. La inflación, que este año se prevé en niveles medios del 7%, provocará que la renta bruta disponible de los hogares caiga, según BBVA, hasta un 10% en el corto plazo y un 1,2% en el conjunto del año.