La Costa Brava y las casas rurales catalanas se llenan de turistas en agosto
El Periódico. Barcelona todavía no ha alcanzado los niveles de afluencia precovid. Catalunya registra una clara reactivación del sector turístico este mes de agosto, pero con ciertas variaciones según las zonas. La Costa Brava ha recuperado la ocupación precovid y se ha llenado de turistas en la primera quincena de agosto, igual que el turismo rural, que también registra altas ocupaciones, mientras que la Costa Daurada no ha alcanzado las cifras de 2019, pero ha mejorado significativamente con respecto a 2020. El turismo rural registra buena ocupación, frente a una Barcelona que todavía no ha vuelto a la normalidad precovid.
Costa Brava
Los hoteleros de la Costa Brava Centro celebran la buena ocupación que han registrado durante la primera quincena de agosto, de entre el 95 y el 100 %, y, aunque la última parte del mes suele ser más floja, “según va la tendencia podríamos tener también plena ocupación”, explica a Efe la gerente de la Unión de Empresarios de Hostelería y Turismo de la Costa Brava Centre, Judith Lloberol. Las cifras de ocupación ya están a los mismos niveles que antes de la pandemia y el menor flujo de extranjeros se ha suplido con el aumento de turistas nacionales, muchos de los cuales solían viajar al extranjero y este año han preferido venir a esta zona. Aunque en agosto el turismo internacional suele rondar el 40% o 50% en la zona, este año representa un 30% y es, sobre todo, francés, pero también de otras nacionalidades que pueden desplazarse hasta aquí en coche, como holandeses o suizos. Para la segunda quincena, la zona ya tiene unas reservas del 80%, pero, con la tendencia cada vez más acentuada de contratar en el último momento, los hoteleros esperan volver a llenar sus establecimientos. En cuanto al precio, la mayoría de los hoteles lo han mantenido y, los menos, han hecho ofertas con paquetes vacacionales. Sin embargo, el tique medio de la restauración ha subido. “Estamos muy contentos con el verano que estamos teniendo”, dice Lloberol, que asegura que el sector estaba muy preocupado con la llegada de la quinta ola de la pandemia. La zona cerró julio con una ocupación del 90% porque, aunque sufrieron cancelaciones cuando Reino Unido o Francia recomendaron no viajar a Cataluña, no dejaron de entrar reservas. “Lo mismo que pasa ahora, que hay alguna anulación, pero siguen entrando reservas”.
Costa Daurada
Según Guardià, otros mercados, como el francés o el holandés, están funcionando bien, igual que el español, que, en su mayoría, no ha viajado al extranjero y ha preferido quedarse en la costa. “Funcionan los mercados que pueden desplazarse por carretera”, asegura Guardià, por lo este año “se ven más coches que nunca”. Otro factor a tener en cuenta es que mucha gente que tiene segundas residencias en la costa catalana, en lugar de pasar 15 días, este verano se quedan todo el mes de agosto, con lo que la aportación económica a los diferentes sectores de la zona, como restauración, es mayor. La esperanza del sector es poder alargar la temporada de verano hasta septiembre y octubre, pero a día de hoy hay muchas incógnitas abiertas. “No sabemos cómo estarán los países europeos, si dejarán viajar u obligarán a hacer cuarentena a la vuelta”, apunta Guardià, que añade otras incertidumbre como cuál será el nivel de vacunación o si aparecerán nuevas variantes del covid-19. La zona cuenta con un volumen importante de clientes holandeses y alemanes senior que suelen a pasar dos o tres semanas en septiembre y octubre en hoteles y campings y que este año todavía no se sabe si vendrán.
“El sector y el destino funcionan y se ha demostrado que, cuando la gente puede, se mueve y gasta”, afirma el portavoz de los hoteleros de la provincia de Tarragona. La quinta ola sí afectó a la Costa Daurada en el mes de julio, cuando registró una ocupación de entre el 50 y el 60 %, dada la baja afluencia de turistas que hubo los días laborables por la falta de visitantes extranjeros, que no se compensó con la buena respuesta durante los fines de semana.
Turismo rural
El turismo rural catalán también cierra una primera quincena de agosto “bastante buena”, según comenta a Efe Montse Coberó, de la Confederación del Turismo Rural y Agroturismo de Catalunya (Turalcat), pese a que las casas grandes de 15 plazas solo pueden acoger a 10 clientes por las restricciones de la covid-19. Por eso, el lleno es casi total y cuando hay alguna cancelación, sobre todo porque los clientes tienen que guardar cuarentena, en seguida entra una reserva de algún cliente “desesperado” por encontrar un alojamiento rural que, si no fuera por la pandemia, sería casi imposible de conseguir a estas alturas. Antes del covid, los turistas extranjeros representaban el 70% de la ocupación del turismo rural catalán en agosto, mientras que ahora son residuales y la mayoría de clientes provienen de distintas partes de Catalunya. El turismo rural fue uno de los primeros en reactivarse tras el parón que supuso la pandemia, porque los establecimientos suelen estar aislados y en medio de la naturaleza. Por ello, los clientes siguen prefiriendo las casas independientes en las que poder pasar unos días con la familia o los amigos que las casas compartidas, que cuestan más de alquilar. El presidente de la Federación de Hostelería de Lleida, Josep Castellarnau, señala a Efe que la ocupación en la zona está entre el 95% y el 100% y la mayoría de los turistas son catalanes, más o menos como antes de la llegada de la pandemia. La ocupación de julio alcanzó entre un 90% y 95% los fines de semana y hasta un 55% entre semana. “La quinta ola no nos afectó mucho. Ahora estamos en números del 2019”, asegura Castellarnau, que recuerda que a partir del 20 de agosto empieza a bajar la ocupación, aunque el sector tiene la incógnita de qué pasará este año tan diferente.
Barcelona
En cambio, las previsiones del Gremio de Hoteles de Barcelona para este verano son “malas”. Aunque las cifras son mejores que las de 2020, con una campaña estival “inexistente”, siguen muy lejos de los niveles de actividad que pueden marcar la recuperación. Actualmente, Barcelona tiene una ocupación aproximada del 40% en la planta hotelera que está abierta en estos momentos. La ciudad solo tiene disponibles para los clientes el 42% de las habitaciones del parque hotelero y un tercio de las estancias de los establecimientos abiertos siguen cerradas. El sector hotelero de la ciudad estima que ha perdido en estos 18 meses de pandemia cerca de 2.700 millones de euros.