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Emprender en el hotel

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La Vanguardia. Oriol Serra logra un sitio como hotelero independiente desde Barcelona con Smart Rooms Company.

Emprender en el sector hotelero no resulta sencillo. Menos aún en un mercado tan copado como el de Barcelona, con numerosas sagas familiares y grandes cadenas internacionales asentadas o deseosas de desembarcar en la ciudad. Oriol Serra (Tremp, 1977), conoce bien estas complejidades. Las vivió en primera persona con el nacimiento de su compañía, Smart Rooms Company, grupo gestor de alojamiento turístico y de temporada que ha levantado prácticamente de la nada. En apenas una década, su portfolio incluye ya quince establecimientos repartidos entre España, Miami y Latinoamérica (opera con las marcas Yurbban, Uma House, Uma Suites, Spotty y The Spot). La previsión, explica Serra, es cerrar el año con unas 1.400 estancias a través de las nuevas aperturas que planean y una facturación de unos 27 millones de euros, frente a los 22 millones del último ejercicio.

Serra admite haber cumplido “un sueño”. Su familia posee un hotel rural a los pies de un embalse en Cellers, en el Pallars Jussà, desde hace más de 80 años y siempre había tenido la inquietud de gestionar un establecimiento en Barcelona. “Mi bisabuelo regentaba el bar del pueblo, al lado de la carretera, y cuando construyeron la vía del tren quedó afectado y lo trasladó a la ubicación donde ahora se encuentra el hotel”, comenta. La familia combinaba la hostelería con el trabajo en el campo. “De niño –prosigue– recuerdo que aún teníamos ovejas”. El hotel pasó de generación en generación, hasta que sus padres, Dolors y Josep asumieron la gestión.

El menor de tres hermanos, Serra estudió ADE y un MBA en Esade, época durante la cual llevó a cabo su primer experiencia como emprendedor. La empresa de actividades acuáticas que trabajaba junto al hotel familiar cerró y él, gran aficionado a estos deportes, decidió quedarse el negocio. Al acabar la carrera y tras una estancia en Estados Unidos, trabajó en finanzas y trató de incorporarse a alguna de las cadenas hoteleras españolas con activos en Latinoamérica. “Es una región que me apasiona y con la que conecto especialmente, así que envié cartas a muchas empresas para hacer prácticas, pero ninguna me respondió”, explica.

Su familia gestiona un establecimiento rural en el Pallars Jussà desde hace más de 80 años

Tras ello, trabajó en una consultora turística, asesorando a cadenas y fondos, con proyectos en el Caribe, Brasil, Oriente Medio o Corea. De allí pasó a responsable de expansión en una empresa de alojamiento… hasta que llegó la crisis del 2008. “Mi padre había fallecido y esa crisis impactó en el negocio familiar; así que volví al hotel de Cellers para ayudar a mi madre y a mi hermana”. Fue, admite, una época “emocionalmente difícil”. Entre los tres consiguieron reflotar el negocio, y entonces Serra decidió retomar su objetivo de abrir un establecimiento en Barcelona.

“Costó”, admite. Se topó más de una vez con el “¿y tú quién eres?”. Su suerte cambió de la noche a la mañana, casi por casualidad. Se reunió con el propietario de un edificio de apartamentos turísticos en el paseo de Gràcia que se había cansado de gestionarlos y al día siguiente iba a firmar con una compañía para que se hiciera cargo de ellos. “Le dije que yo podía hacerlo, le expliqué mi proyecto y le caí en gracia; me dijo que me daría la gestión a mí”. Y así fue.

A partir de ahí todo se aceleró. Con la colaboración de inversores locales, pasó también a la gestión de hoteles en Barcelona con su marca Yurbban. Primer sueño cumplido. “Nuestra vocación es crecer internacionalmente, por eso tenemos también establecimientos en Miami o Colombia, pero de forma cautelosa”.

Serra ha logrado así hacerse un sitio como hotelera independiente desde Barcelona, con la ambición de llegar a gestionar 6.000 habitaciones en diez años en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Padre de dos hijos adolescentes, el trabajo lo combina con su gran hobby, el deporte acuático, la meditación y los viajes.