El IPC definitivo de mayo se queda en el 8,7%, el mismo que el avanzado
La Vanguardia. Los incrementos registrados en carburantes, alimentos y bebidas son los principales impulsores del incremento.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 0,8% en mayo en relación al mes anterior e incrementó su tasa interanual 0,4 décimas, hasta el 8,7%, según los datos definitivos del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados este viernes. El porcentaje coincide con el ya avanzado.
Como ya habían adelantado las previsiones publicadas el 30 de mayo, la inflación retoma de forma clara una línea ascendente tras el breve respiro de abril, en que descendió 1,5 puntos para situarse en el 8,3%. El porcentaje definitivo de mayo aún está, sin embargo, por debajo del pico de marzo, cuando el IPC llegó a alcanzar el 9,8% interanual, su tasa más alta en casi 37 años.
Como ya habían adelantado las previsiones publicadas el 30 de mayo, la inflación retoma de forma clara una línea ascendente tras el breve respiro de abril, en que descendió 1,5 puntos para situarse en el 8,3%. El porcentaje definitivo de mayo aún está, sin embargo, por debajo del pico de marzo, cuando el IPC llegó a alcanzar el 9,8% interanual, su tasa más alta en casi 37 años.
De hecho, el precio de la gasolina estableció este jueves un nuevo récord y superó la barrera de los dos euros, situándose en una media de 2,048 euros, tras registrar una subida del 4% con respecto a siete días atrás, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea. Contando con la subvención, el precio del litro de súper 95 ya es más elevado que en la última semana de marzo, justo antes de que se comenzará a aplicar el descuento.
En el caso del diésel, el precio medio del litro, después de tres semanas de bajadas, ha vuelto a repuntar, con un alza del 3,45% con respecto a hace siete días, para situarse en los 1,916 euros.
Con respecto a hace un año, el precio medio del litro de gasolina se ha encarecido un 51,6%, mientras que en el caso del gasóleo es un 58% más caro, aunque en este caso sin tener en cuenta la bonificación vigente. Un incremento que se ha acelerado especialmente desde la invasión rusa de Ucrania a finales de febrero, un período en el que los precios se han disparado casi un 30%.