La Vanguardia. El Congreso convalida el decreto por la mínima: 175 votos a favor y 174 en contra. “Más allá de los números, es un gran éxito, esta es una gran victoria”, se felicitó este jueves Pedro Sánchez a la salida del hemiciclo, quizá todavía con el susto en el cuerpo, al término de la rocambolesca votación con la que el Congreso convalidó, por un solo voto y además errado –lo que provocó la denuncia de “tongo” del PP–, la reforma laboral que quebró el bloque de legislatura con ERC y el PNV y además demostró que no existe mayoría alternativa con Cs.

Se presumía una votación de infarto, pero no tanto. El Gobierno llegó a la prueba de fuego de la convalidación o derogación de su principal reforma de la legislatura con una mayoría absoluta de 176 votos amarrada, que superaba los 173 votos negativos previstos. Pero dicha mayoría se reveló finalmente cogida con hilos. El Ejecutivo no logró hacerse con el colchón de los seis votos del PNV, como pretendió hasta el último segundo, y todo quedó en manos de los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN).

A media tarde, inmediatamente después de la votación, llegó el primer susto para el Gobierno. Pese a que los 175 síes emitidos superaban a los 174 noes registrados, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, anunció que el decreto quedaba derogado. Las caras de perplejidad de Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz traspasaron sus mascarillas. Apenas fueron unos segundos, que dejaron heladas las bancadas del PSOE y Unidas Podemos, mientras los diputados del PP y Vox saltaban de alegría, hasta que Batet se corrigió. “Los servicios de la Cámara me informan que queda convalidado”, rectificó. Sánchez, Calviño, Díaz y María Jesús Montero se abrazaron con entusiasmo, mientras la bancada morada entonaba su “Sí se puede” y los socialistas aplaudían a rabiar. “¡Tongo, tongo!”, gritaban diputados del PP y Vox.

Pero las cuentas finales no eran las previstas, alguien había cambiado su voto. Y así fue: los dos diputados de UPN, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, anunciaron que desoyeron el mandato del presidente de la formación navarra, Javier Esparza, de votar a favor. “Votamos no”, confirmaron los diputados rebeldes. ¿Cómo podía haber entonces más votos afirmativos que negativos? Se desveló así que el voto afirmativo que salvó la reforma vino de un diputado del PP, Alberto Casero, que supuestamente se equivocó.

“Más allá de los números, esta es una gran victoria”, celebra Pedro Sánchez tras la rocambolesca votación

“Justicia divina. El diputado del PP ha votado por Alberto Rodríguez”, ironizaron en el PSOE, en referencia al escaño de Unidas Podemos que sigue sin cubrir, y que merma en un voto sus apoyos.

Pero ni el PP ni Vox, tras haber acariciado un enorme batacazo para el Gobierno, dieron la partida por perdida. La portavoz popular, Cuca Gamarra, advirtió a Batet de que se había producido un “fallo informático” en la votación telemática de su diputado, pero la presidenta del Congreso le retiró la palabra y levantó la sesión.

Alberto Casero es un diputado de la línea oficial del PP, con lo que según todas las fuentes consultadas no puede suponerse que haya ninguna intención de mostrar un desacuerdo con la línea impuesta por Pablo Casado de votar contra la reforma laboral. No fue una ruptura de la disciplina de voto, aseguraron en el PP, como sí se produjo por parte de los dos diputados de UPN. Según el PP, Casero no se equivocó al emitir su voto telemático: votó no, pero quedó computado como sí, debido a un “error informático”. Así se lo trasladaron a Batet antes del inicio de la votación. Es más, Casero, diputado por Cáceres, se acercó al Congreso para intentar subsanar la “anomalía”, pero no le dejaron entrar en el hemiciclo porque su voto ya había sido emitido.

Según explicó la portavoz del PP, el diputado votó telemáticamente, pero al ver el certificado de voto comprobó que era contrario al sentido que había emitido, por lo que intentó ponerlo en conocimiento de la presidencia de la Cámara, lo que le fue imposible, y acto seguido se lo hizo saber al grupo popular, que advirtió a la Mesa del desajuste que había entre el voto emitido y el certificado. Ese fue el motivo por el que el diputado acudió al Congreso, a pesar de estar enfermo, pero se le impidió la entrada. Estas advertencias, según Gamarra, se hicieron antes de que comenzaran las votaciones, sin saber cuál iba a ser su resultado.

El “error telemático” es “absolutamente imposible”, según el Congreso

Fuentes de la presidencia del Congreso aseguran que  no hubo ningún error informático, que es “absolutamente imposible”, y los servicios de la Cámara han comprobado que el voto del diputado había sido favorable a la reforma. Fue, por lo tanto, dicen, una equivocación que el parlamentario ha querido enmendar después, cosa que no se ha hecho nunca. Una tesis que viene avalada, subrayan estas fuentes, porque el mismo diputado se equivocó en al menos otras dos votaciones.

El sistema de votación telemático, que se rige por un acuerdo de 2020, subrayan fuentes de la presidencia del Congreso, según el cual la emisión del voto se hará “a través de la intranet de la Cámara, con la introducción de usuario y contraseña, con método de verificación de la emisión personal del voto”. Es decir, ya no rige la comprobación telefónica que se estableció en 2012, pero la verificación, también telemática, es “totalmente fiable”.

El PP pide una reunión urgente de la Mesa por no admitir el voto presencial de Casero

Sin embargo, el PP no va a dejar las cosas así, y tras conocerse el resultado de la votación y que ese voto había sido determinante, dirigentes del PP, entre ellos el secretario general, Teodoro García Egea, se reunieron con la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, para que reconsidera su decisión, que la portavoz popular, Cuca Gamarra, calificó de “cacicada” y el PP anunció que recurrirá la votación ante la Mesa del Congreso e incluso en el Tribunal Constitucional. También Vox denunció un “pucherazo”, y amenazaron con acudir a “instancias penales”.

Anoche mismo, el PP registró telemáticamente un escrito firmado por los miembros del PP en la Mesa, Ana Pastor y Adolfo Suárez Illana, en el que piden la convocatoria urgente de la Mesa del Congreso para analizar la situación creada por la negativa de la presidenta de no reunir al órgano de Gobierno de la Cámara para abordar la petición de Alberto Casero “de anular el voto telemático realizado por él y recibir la consiguiente autorización para votar presencialmente la derogación o convalidación” del decreto ley de la reforma laboral.