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El aceite virgen extra sale de las cocinas

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La Vanguardia. LA EVOLUCIÓN DE UN ALIMENTO EMBLEMÁTICO .La histórica subida de precios hace que el de girasol dé el sorpasso por primera vez
En el país del aceite de oliva el de girasol es el rey. La subida de precios histórica, ahora levemente aliviada por la supresión temporal del IVA, que supone un ahorro de unos 50 céntimos el litro, ha provocado lo nunca visto en el mercado español: el aceite de girasol, mucho más económico, ha dado el sorpasso y es el tipo de aceite más consumido, por encima de cada una de las tres variedades en las que se divide el aceite de oliva. El fenómeno ha colocado un nuevo desafío en un sector sacudido por la sequía. Recuperar la cuota perdida por el camino se ha convertido en prioridad ahora que se prevé una mayor cosecha.
La importante industria aceitera del país, primera del mundo y motor económico de amplias zonas rurales, cruza los dedos para que lo ocurrido los dos últimos años sea una reacción puntual a la espiral inflacionista que se debería detener tan pronto empiecen a relajarse los precios, como se espera, a partir del próximo año. La cuestión es si disminuirán lo suficiente como para revertir una tendencia que, aunque incipiente, empieza a preocupar.

Las lluvias impulsan la producción y los precios podrían empezar a bajar a partir del año que viene

La serie que recoge el ministerio de Agricultura en su informe de Consumo Alimentario 2023, publicado hace apenas unos días, expone negro sobre blanco lo ocurrido. El aceite de girasol alcanzó el año pasado la mayor cuota de mercado por volumen (33,8%) entre todos los tipos de aceite desde que se iniciaron los registros en el 2008. Lo logra al ganar un 24,6% de volumen interanual en un contexto de reducción de la demanda total de aceites. Ahora bien, su proporción en valor es tan sólo del 13,9% debido a que su precio medio es mucho más bajo que el promedio del sector (1,86 euros el litro frente a 4,54 euros). Este cambio de hábitos de consumo para combatir la inflación ha hecho que el aceite de oliva (el que se vende como suave) descienda a la segunda posición en cuota por volumen, con un 32,5% y una proporción del 39,5% en valor. Se trata de algo inédito, pues nunca antes todas las subclases del aceite de oliva habían quedado por debajo del de girasol en cuota de mercado, según los datos del Ministerio de Agricultura. Aunque es el virgen extra, la punta de lanza del sector por su calidad y precio, el que pierde mayor cuota, con una caída de más de seis puntos en un año, hasta el 22,8%. Este 2024, con el litro de aceite por encima de los 10 euros en la mayoría de supermercados, sigue la misma tendencia, con el girasol liderando la compra de manera clara, según datos de la consultora especializada en gran consumo NIQ –ver gráfico–.Pese a ello, en la industria confían en dar la vuelta a las cifras en la próxima campaña. “El consumidor no se ha retirado del aceite de oliva sino que gasta menos en este alimento y en algunos casos lo ha compensado con otros aceites”, defiende Rafael Sánchez de Puerta, director general del grupo DCoop, primer productor de aceite de oliva del mundo que también comercializa con sus propias marcas. Destaca en este sentido que pese al encarecimiento sin precedentes, del 204% desde el 2021, se está consumiendo todo el aceite que se pone en el mercado.

El aceite de girasol domina el mercado español con un 33,8% de venta en volumen
En el sector no conciben que un aceite más insípido y con menos propiedades como el de girasol, pero mucho más barato, mantenga su reinado por mucho tiempo si los precios se normalizan y aluden al arraigo del aceite de oliva en el país. Así lo esperan al menos. Primitivo Fernández, presidente de Anierac, la asociación española de envasadores y refinadores de aceite, destaca que si se suman todos los tipos de aceite de oliva (suave, virgen y virgen extra), el alimento sigue liderando la cesta de la compra, con  una cuota total del 61,9%. “En los hogares el girasol no ha aumentado tanto, es en la industria y la alimentación comunitaria donde más ha crecido”, añade.Lo siguiente campaña, que arranca con la recolección de la aceituna a partir de octubre, resultará crucial para que un sector que emplea en España a 365.000 personas entre agricultura e industria, con unas exportaciones que superan los 4.000 millones de euros, no se deje comer más terreno por el girasol, producido mayoritariamente en el extranjero (Ucrania, Argentina, Estados Unidos…).
La industria olivarera se marca como prioridad recuperar la cuota de mercado
Las lluvias de Semana Santa y de los últimos días de primavera hacen prever una mejor cosecha que impulse la producción y empiece a frenar las subidas de precio tanto en origen –por encima de los ocho euros el kilo muchos meses, como muestra el gráfico– como al consumidor. “El año pasado por estas fechas estaba totalmente deprimido, triste, no daba crédito. Los olivos estaban secos, no había fruto y ahora la situación ha mejorado”, afirma Jordi Pascual, propietario de una parcela de 40 hectáreas en el Baix Penedès y miembro de Unió de Pagesos. A 800 kilómetros de distancia, en Campillos (Málaga), las 200 hectáreas de olivar que trabaja Benito Avilés, presidente de la cooperativa San Benito, integrada en DCoop, lucen muy diferente de hace un año. “Aunque todavía dista de una situación normal, los olivos jóvenes se están recuperando porque ha llovido en los momentos esenciales, a los olivos más antiguos –en muchas parcelas abundan los centenarios– todavía les hace falta más agua”, detalla Avilés. Lo mismo ocurre con los olivares que visitó este diario el pasado octubre en Espejo (Córdoba). Los productores consultados estiman que la cosecha será mejor y superará las 860.000 toneladas obtenidas durante la campaña 2023-2024, algo superior que las 660.000 toneladas de aceite de oliva del ejercicio anterior, aunque aún un 26% inferior a la media por la falta de lluvias.Tanto en DCoop como en Anierac y Unió de Pagesos abogan por introducir el riego en los olivares (la mayor parte son de secano) a través de aguas regeneradas para estabilizar la producción y, por tanto, los precios y la cuota de merado tanto en España como en el resto del mundo. Es la vía, consideran, para frenar las consecuencias del cambio climático sobre esta actividad.Será el momento de ver si el consumidor reacciona y mantiene la hegemonía de un producto tan específico como el aceite de oliva pese a su mayor precio medio frente a otros aceites.