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El 50% de los jóvenes cree que su formación no se ajusta al mercado laboral

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El Economista. El 75% de las empresas afirma que les cuesta encontrar el talento que necesitan. Según los expertos, uno de los grandes lastres es la falta de consenso político.

En marzo de 2022 se aprobó la Ley de Formación Profesional que pretende que este tipo de educación sea una puerta de entrada al empleo de calidad para los jóvenes y atender así las demandas de los sectores productivos. Pese a que al término del segundo trimestre del año casi el 28% de los menores de 25 años en España estaba en paro, había más de 149.600 vacantes sin cubrir, según datos del INE.

A este respecto, el informe Caminos que convergen: jóvenes y empresas ante el reto del talento, de KPMG y Fundación Princesa de Girona, con la colaboración de la Fundación San Pablo CEU y Enagás, recoge que las empresas han alertado de la dificultad a la que se enfrentan para incorporar profesionales. Sólo la Asociación Española para la Digitalización calcula que en el sector tecnológico hay más de 120.000 vacantes por cubrir.

De este modo, el 75% de las empresas encuestadas afirma que les cuesta encontrar el talento que necesitan, mientras que el 52% de los jóvenes consultados cree que, pese a que la preparación académica de las generaciones que se están incorporando al mundo laboral es cada vez más amplia, no se ajusta lo suficiente a las necesidades del mercado.

En este sentido, como señala el informe, reducir el déficit de talento pasa por una revisión profunda del sistema educativo, orientada a responder las necesidades cambiantes del mundo laboral. Así, las empresas demandan habilidades que no están lo suficientemente desarrolladas entre el talento joven como el pensamiento analítico y crítico, el liderazgo o la innovación. Asimismo, se señala la necesidad de mejorar el dominio de idiomas extranjeros.

A este respecto, los expertos consultados por elEconomista.es señalan la falta de consenso político como uno de los grandes lastres de nuestro sistema educativo. No en vano, en los últimos 40 años España ha contado con ocho leyes educativas.

De hecho, el PP, en su programa electoral, ya advierte de que si llega al Gobierno reformará la actual LOMLOE o también llamada ley Celaá, que aprobó el PSOE en 2020. Esta convulsa trayectoria tiene, según los expertos, un claro impacto en la calidad de la enseñanza.

Para Ramón Arilla, rector de ESIC University, la educación “es un tema complejo y multifacético que involucra a numerosos actores. Lograr un consenso requiere un diálogo constructivo y una visión compartida a largo plazo, lo que puede ser un desafío en el contexto político actual. Un país fuerte debe tener un sistema educativo menos cambiante en su esencia y sin tensiones ideológicas”.

En opinión de Pere Pérez Ninou, CEO y fundador de Metacampus, “las diferencias en las prioridades de los partidos políticos y la descentralización del sistema, lo que significa que las comunidades autónomas tienen una gran independencia en materia educativa, puede dificultar el desarrollo de políticas educativas nacionales consensuadas”. A pesar de la dificultad que pueda suponer alcanzar un consenso, Pérez Ninou subraya que “es crucial que los cambios políticos no afecten a un consenso a largo plazo en políticas educativas para mejorar la calidad y equidad de la educación”.

A este respecto, entre 1985 y 1995 el PSOE aprobó tres leyes de educación. En 2002 fue el PP el que sacó la Ley Orgánica de Calidad de la Enseñanza. Normativa que en 2006 quedó relegada por la Ley Orgánica de la Educación del PSOE. Ya en 2013 fue el turno de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa o ley Wert, del PP, hasta que en 2020 salió adelante la actual ley, del PSOE.

“La educación debe ser la prioridad número uno de nuestros partidos políticos. No puede ser que, con cada cambio de gobierno, se redacte una nueva Ley de Educación. Podemos establecer unos mínimos generales de progreso educativo al más alto nivel mundial que sean aceptados por todos”, recalca José Lozano Galera, presidente de AEFOL.

El pasado mes de agosto el presidente de la patronal tecnológica Ametic, Pedro Mier, pidió a los partidos políticos que en esta nueva legislatura acuerden un Pacto de Estado por la educación en España, donde es necesario un marco estable de enseñanza y una apuesta firme por la formación continua.

Una reivindicación que también hizo en el mes de mayo el Instituto de la Empresa Familiar que pidió un gran consenso nacional para formar talento y evitar así el déficit actual.

Grandes desafíos

La falta de un sistema educativo estable plantea importantes retos para la educación en nuestro país. Como indica Rafael Conde, profesor e investigador en UDIT, el principal desafío “es conseguir que se asiente un sistema durante suficiente tiempo como para que el profesorado se acomode y aprenda a innovar en él y a desarrollar todo su potencial. No tiene sentido que se cambie la ley educativa cada vez que hay alternancia en el gobierno”.

Algo en lo que coincide el presidente de AEFOL, que demanda “poner la educación en el centro de la política”. Así, el experto apunta a diferentes objetivos de cara a los próximos años. Por un lado, trabajar para llegar a un acuerdo de consenso, entre todos los partidos; por otro, dar prioridad a los docentes para que aporten su experiencia en la mejora continua de la educación.

Asimismo, aconseja trabajar en una ley que promueva el e-learning en todos los niveles educativos, incorporando todas las nuevas tecnologías y dando prioridad a la Inteligencia Artificial, Metaverso y Edtech; y fomentar la relación con los países de habla hispana y establecer nuevos protocolos de convalidación de títulos, para crear un “mercado común de la formación en español” que llegue a todo el mundo y que ya cuenta con más de 600 millones de personas.

Por su parte, Pere Pérez Ninou pone el foco en el abandono escolar temprano, con una de las tasas más altas de la UE superando el 15%, impactando sobre todo a estudiantes de origen socioeconómico bajo. “En parte esto se debe a una falta de inversión educativa y de docentes cualificados, especialmente en áreas rurales, que está por debajo de la media europea”.

Asimismo, en su opinión, la brecha digital, el acoso escolar, la inclusión de estudiantes con discapacidades y la transición al mercado laboral son también algunos de los problemas graves que debemos mejorar. Obviamente, una de las principales herramientas para contar con una educación de calidad es la inversión. “Hacen falta más recursos. Todos los demás debates son estériles sin mejorar los recursos. Pero no cualquiera, sino los que verdaderamente impactan en el trabajo en el aula”, sostiene Rafael Conde. En España, se dedica el 4,6% del PIB a educación, mientras que la media de la Unión Europea es del 5%.

“Uno de los factores principales para la mejora del sistema educativo español es sin ninguna duda incrementar la inversión en educación. Pero no se trata simplemente de invertir más, sino de invertir de forma inteligente para asegurar que todos los estudiantes tengan acceso a una educación de calidad”, indica Pere Pérez Ninou.

Esto incluye la mejora de las infraestructuras, la calidad del profesorado y la eficiencia de los recursos educativos que preparen a los estudiantes en los valores y habilidades que requiere una sociedad y mercado laboral cada vez más digitalizados e internacional.

En su caso, José Lozano Galera aboga por establecer programas de formación continua y permanente de todos los docentes, fomentar la globalización tanto de los profesores como de los estudiantes o un programa específico para aprender inglés. Respecto a este último punto, según la Encuesta de Características Esenciales de la Población y Viviendas del INE, sólo el 14,7% de la población española habla bien inglés. Es más, casi el 70% de los jóvenes entre 20 y 29 años no se desenvuelven bien con este idioma.

Por otro lado, Ramón Arilla también cree que para mejorar el sistema educativo español es importante “modernizar las infraestructuras y recursos educativos, incluyendo la integración efectiva de tecnologías en el aula de forma prudente, con sentido pedagógico y que aporte valor al proceso de aprendizaje”. Además, es esencial adoptar un enfoque integral que aborde diversos aspectos como la inversión en la formación y desarrollo profesional de los docentes. “Ellos son el motor de la transformación de las personas en profesionales”.

Transformar la educación

Uno de los grandes cambios que ha vivido nuestro sistema educativo ha sido la irrupción de la tecnología, que ha transformado la forma en que se enseña y se aprende. De hecho, el Gobierno ha puesto en marcha el Plan de Digitalización y Competencias Digitales del Sistema Educativo (Plan #DigEdu), con una inversión superior a 1.400 millones de euros. Uno de sus principales objetivos es reducir la brecha digital antes de 2026.

“Es necesario que la educación se transforme y cambie usando las tecnologías más innovadoras. Para eso, los docentes deben aprender a usarlas y sacarles partido. Son complementarias a la educación presencial y no vienen a sustituirla. Sin tecnología, es imposible educar hoy”, recuerda el presidente de AEFOL.

Otro de los saltos que ha dado el sistema educativo español es el referido a la formación profesional y el protagonismo que está adquiriendo. “Ha habido esfuerzos para fortalecer la formación profesional y la educación continua, reconociendo la importancia de habilidades técnicas y prácticas”, reconoce Ramón Arilla. Según el Observatorio de la Formación Profesional, en 2023 se ha superado la barrera del millón de matriculados en este tipo de educación, frente a los 800.000 del año 2018.

Sin embargo, la tasa de matriculación en FP en España (12%) es inferior a la de los países de la OCDE (29%) y de la Unión Europea (25%), según datos del INE. En este sentido, el 34,75% de las ofertas de empleo que se publican en España requiere contar con FP, tal y como se recoge en el XXVI Informe Infoempleo Adecco: Oferta y demanda de empleo en España.

“Cada vez hay más estudiantes que optan por la Formación Profesional, ya sea como etapa final de su formación, ya sea como paso previo a la universidad. En mi opinión es algo muy positivo, ya que se ajusta mucho más a lo que demanda el país y es más fácil que el perfil de salida sea más adecuado para muchos estudiantes”, destaca Rafael Conde.

En esta línea, 1 de cada 3 ofertas que se publican en nuestro país solicita que el candidato/a cuente con una titulación de Formación Profesional, como refleja el estudio de Infoempleo y el Grupo Adecco. Las áreas que más ofertas de empleo reciben son Administración y Gestión, Electricidad y Electrónica, Mecánica e Informática y Telecomunicaciones.

“Un de los grandes cambios que ha vivido nuestro sistema en los últimos años ha sido la reorientación de la Formación Profesional a un mercado cada vez más exigente. La necesaria adaptación de los programas educativos a la realidad social y a la demanda de las empresas”, expone José Lozano Galera.

En este contexto, más de la mitad de los jóvenes encuestados para el informe de KPMG (55%) considera que a la hora de elegir sus estudios no contaba con la suficiente información sobre qué opciones formativas tenían más salidas profesionales.

Además, casi un 40% afirma que desconoce cuáles son los roles más demandados en el mercado laboral. Precisamente, esa falta de información es la razón que esgrimen el 76% como principal causa del gap de talento que se está dando en España.