10 lugares de España donde experimentar el Mediterráneo más auténtico | Federació Hostaleria i Turisme de les Comarques de Girona

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10 lugares de España donde experimentar el Mediterráneo más auténtico

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La Vanguardia. A lo largo de los 1.670 kilómetros de costa mediterránea española encontramos rincones de cuento camuflados entre chiringuitos, autopistas y gigantes de cemento.

Hay una vecina sentada en una silla de plástico junto a un bar de copas llamado El Coco Loco. Un hotel de hormigón asomado a playas de fondos coralinos y grúas que sueñan con futuros rascacielos. Un avión sobrevuela el cielo, asfalto brillante y palmeras cansadas. Ya no hay secretos tras esa puerta azul y la fachada está llena de los colores de cien toallas colgadas. La costa mediterránea revela cada verano nuevas estampas que hablan de modernidad y urbanismo, pero también de la necesidad de buscar nuestro particular oasis costero. Explorar los secretos de un cultivo de arroz, descubrir playas solo conquistadas por sirenas o sentarnos bajo una parra a escuchar la historia de un pescador.

Dejamos a un lado el turismo de hamaca y flotador para descubrir 10 lugares donde experimentar el Mediterráneo más auténtico.

Girona Cala S’Alguer

A lo largo de la Costa Brava, los senderos litorales conocidos como caminos de ronda revelan lugares tan mágicos como cala S’Alguer, a 3 kilómetros de Palamós. Camufladas entre pinos blancos, varias barracas de pescadores construidas en el siglo XVI para facilitar la pesca nocturna del calamar revelan hoy una postal atemporal: ventanas de colores, barcas en una playa de grava y unos pocos habitantes compartiendo una cafetera italiana frente al mar. Una acuarela de cal y salitre declarada Bien Cultural de Interés Nacional en 2004 donde alguien siempre tiene un relato que contar.

Tarragona Illa Buda

El delta del Ebro es el mayor humedal de Catalunya y perfecto ejemplo de esa relación milenaria entre hombre y naturaleza. 7.736 hectáreas de arrozales y playas como lienzo para una ruta en bicicleta bajo bandadas de flamencos o degustar un delicioso arroz en uno de sus restaurantes. Experiencias entre las que emerge la Illa de Buda, un reducto agrícola de palmeras y arrozales donde los agricultores aún funden sus manos con la tierra. Como mejor atajo, puedes alcanzar la isla desde la población de Riumar. ¿El spoiler? Solo podrás acceder si te alojas en la masía de la familia Borés.

Castellón Parque natural de Sierra de Irta
Sagunt Valencia  Grau Vell

El “grau” es una palabra desdibujada a lo largo de las últimas décadas por el turismo masivo y la industria. Pero en Sagunt, aún sobrevive el último ejemplo. El Grau Vell fue un antiguo puerto romano que mutó en aldea de pescadores con ánforas en los portales y el buceo como parte del ADN de sus habitantes. Hoy, acercarse a los últimos recuerdos del Mediterráneo supone perderse por un collage de experiencias: capturar el atardecer de los marjales, casitas blancas entre las que espía el mar o asomarse al fortín que aún aguarda la llegada de antiguos imperios.

Alicante Cala Llebeig

Durante el siglo XIX, los pescadores del pueblo alicantino de Benitatxell atravesaban el barranco de la Viuda hasta alcanzar una cala secreta. En los acantilados construyeron sus covetes, un tipo de vivienda excavada en la piedra para guardar sus aparejos; y varias casitas -o casups– donde compartían la pesca del día. Con el tiempo, este micromundo costero atrajo la atención de los contrabandistas -se cuenta que solían forrar las patas de los caballos que transportaban el tabaco para silenciar su actividad- y los carabineros que utilizarían estas casas como puestos de control. La historia aún flota en una cala Llebeig de azul superlativo y escasos visitantes, ideal de alcanzar a través de la Ruta de los Acantilados de Benitatxell.

Eivissa Sa Caleta

Murcia Calblanque

Málaga Cascada de Maro

En una costa tan bulliciosa como la malagueña, muchos se frotan los ojos al descubrir los encantos del parque Maro Cerro Gordo de Málaga. La cascada de Maro surge del arroyo Sanguino y supone una caída de 15 metros en el mismo mar Mediterráneo digna del mejor fondo de pantalla. La cuestión reside en elegir la perspectiva: puedes avistar la cascada durante una visita en kayak, desde las playas de Maro y La Caleta o sí, ¡saltando desde las alturas! Como broche, puedes realizar una excursión al cercano pueblo de Maro, con sus calles níveas y ambiente relajado, antes de avanzar hacia la más turística Nerja y sus famosas cuevas.