Barcelona, incapaz de atraer cadenas hoteleras internacionales
Hosteltur. “Madrid sí permitió la llegada de cadenas internacionales de prestigio cuya primera opción en España era Barcelona”.
La moratoria hotelera vigente en Barcelona desde 2015 ha creado un “efecto perverso de revalorizaciones patrimoniales de tipo especulativo” que imposibilita la entrada de cadenas hoteleras internacionales, lo cual hará más complicado a medio y largo plazo atraer viajeros internacionales de mayor poder adquisitivo. Así lo apuntan los autores de un estudio sobre cómo podría repartirse de modo equilibrado la oferta de alojamientos turísticos en un destino, firmado por EAE Business School, en colaboración con la consultora 3 Capital Real Estate.
Cabe recordar que, pese a una reciente sentencia en contra, el gobierno municipal de Barcelona ha informado que “la prohibición y limitación de nuevos alojamientos turísticos en Barcelona sigue vigente” y ello será posible gracias a un nuevo PEUAT (una versión corregida y ampliada del primer plan) aprobado inicialmente en enero de 2021.
Sin embargo, las restricciones administrativas a la creación de nuevas plazas de alojamiento turístico reglado, vigentes desde 2015, “han beneficiado especialmente a las hoteleras ya establecidas en la ciudad, que han visto reforzada su posición de manera inesperada por las inmensas dificultades que esas regulaciones suponen para la entrada de nuevos competidores”, explican los autores del estudio.
De este modo, “ante la imposibilidad de crear nueva oferta, llegar a acuerdos con la ya existente se ha convertido en la única vía de acceso al mercado, lo que ha generado un efecto perverso de revalorizaciones patrimoniales de tipo especulativo y una inflación sobrevenida en el mercado de inversión, no originada por una mejora en la eficacia de gestión interna sino coadyuvada por la administración pública”.
Impactos en el perfil de viajeros y tipo de empleos turísticos
Según advierte el estudio, las consecuencias de estas restricciones acabarán repercutiendo negativamente tanto en el perfil de viajeros que llegan a Barcelona como en el tipo de empleos que crea el sector turístico.
En este sentido, “la imposibilidad de dar entrada a nuevos actores, especialmente cadenas internacionales de segmentación alta, tiene otras consecuencias como renunciar a su capacidad de atraer visitantes con altos patrones de gasto y consumos extra-hoteleros”.
Los autores del informe recuerdan también que esas cadenas internacionales “cuentan con modelos de gestión innovadores y ratios de personal / huésped por encima de la media, contratando talento local e internacional con remuneraciones también notables”.
Además, “a largo plazo, este fenómeno podría repercutir sobre la segmentación de los turistas a Barcelona, ya que los visitantes internacionales con mayores capacidades de gasto (especialmente, norteamericanos y asiáticos) basan parte de la elección de su destino en la variedad y oferta de marcas hoteleras homologables y reconocidas, además de en servicios complementarios homologables”.
“La franja alta de la demanda tiene efectos multiplicadores mayores sobre las empresas, los operadores y el pequeño y mediano comercio locales, los cuales han sufrido especialmente las consecuencias de la COVID-19”, recuerdan los autores del estudio. “Es significativo señalar el contraste con la ciudad de Madrid”
“En este punto, es significativo señalar el contraste con la ciudad de Madrid que, aún durante legislaturas con una administración local con sensibilidades políticas parecidas, permitió la llegada de cadenas internacionales de prestigio cuya primera opción en España era Barcelona”, afirman los autores.
Reparto del alojamiento turístico a través de un modelo de ondas
El estudio elaborado por EAE Business School y 3Capital propone un “modelo teórico matemático de reparto equilibrado de la oferta de alojamientos turísticos sobre un territorio que, desde la premisa de la necesaria colaboración entre administraciones públicas y sector privado, ofrece una posible solución sostenible frente a la saturación turística de algunos destinos”, según explican sus autores.
Además, “el grave impacto de la Covid-19 es un punto de inflexión y una oportunidad para crear un nuevo modelo de turismo más equilibrado y sostenible; para repensar el modelo de crecimiento de los destinos urbanos y vacacionales, dando especial énfasis a la coordinación entre las administraciones públicas y el sector privado”, señala el autor del estudio y profesor de EAE Business School, Tomeu Pons.
Ante el nuevo contexto, “el estudio propone la fórmula ‘Carga Proporcional Derivada’ (CPD), que parte de dividir la ciudad en zonas más pequeñas que, a partir del centro, reparten ondas expansivas (en este caso descompresivas) mediante las que se estima la cantidad equilibrada de alojamientos para turistas”.
“Cuando las ondas más cercanas al centro de la ciudad alcanzan una determinada proporción entre alojamientos turísticos y usos residencial, comercial, oficinas, terciario, etc. estos y su carga sobre el territorio se derivan virtualmente sobre la siguiente onda, así hasta los límites de la ciudad”, explica el estudio.
Según defienden los autores, pueden desarrollarse nuevos alojamientos “no necesariamente en ubicaciones lejanas del centro de poco o nulo interés para los visitantes”.
“Las zonas centrales, con mayor presencia de alojamientos turísticos, derivan su carga sobrante hacia la siguiente onda de manera sucesiva, hasta hallar un área “libre”, disponible para la localización de nueva oferta sin riesgo de sobrecargar el equilibrio de usos previamente determinado. Es a partir de esa zona donde el sector podría desarrollarse, no necesariamente en ubicaciones lejanas del centro de poco o nulo interés para los visitantes de la ciudad”, detalla el profesor de EAE Business School, Tomeu Pons.
“Teniendo en cuenta que en 2019 el gasto medio diario de un turista alojado estaba en 195 euros en servicios de proximidad como manutención, ocio, compras y pequeño trasporte, la dispersión de los alojamientos sobre un territorio crea importantes flujos económicos multiplicadores sobre los negocios y comercios cercanos, ya que, al contrario de lo que pueda parecer, el turista pasa más del 50% de tiempo en espacios cercanos a su alojamiento”, detalla Pons.
El estudio propone un índice de carga y usos de 80% residencial, 10% turismo, 5% oficinas y 5% comercial. “En cualquier caso, el índice debe tener correspondencia y ser coherente con los usos tradicionales del barrio y con la planificación a medio y largo plazo que se prevea desde las administraciones públicas”, señala Pons.
Nuevas oportunidades… O querellas en los juzgados
Por otra parte, el estudio también se refiere a la reciente ratificación de la nulidad del PEUAT de 2017 por parte del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
Según los autores del informe, esto supone “una oportunidad para promover una planificación conjunta y negociada del futuro”.
Ahora bien, “en caso contrario, es muy probable que algunos actores del sector hotelero tomen la iniciativa para reclamar en los tribunales altas compensaciones a cargo de la administración pública, dificultando aún más la añorada armonía y la recuperación plena del sector”.
Cabe recordar que cuando se declaró la moratoria hotelera en 2015 y posteriormente se aprobó el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT) en 2017, decenas de proyectos hoteleros quedaron paralizados.
Algunos de ellos lograron salir adelante porque entraban dentro de los parámetros del nuevo plan o por cuestiones legales, por lo que las obras pudieron continuar.
Sin embargo, 33 proyectos que había sobre la mesa en 2015 terminaron muriendo, según un recuento que llevó a cabo la empresa Bric Consulting, hoy integrada en el grupo 3 Capital Real Estate.