La temporada turística en Cataluña, por debajo de las expectativas
Hosteltur. Cataluña vive un buen verano, pese a que en algunas zonas no se cumplen las expectativas iniciales.
Cataluña vive un buen verano turístico, pese a que algunas zonas no están cumpliendo las expectativas con las que empezaron la temporada, como la Costa Brava o la Costa Dorada, mientras que otras como Barcelona siguen con altas ocupaciones a pesar de la subida de precios.
Una de estas zonas es la Costa Brava donde, según la gerente de Costa Brava Centre, Judit Lloberol, en julio “se trabajó muy bien, pero no se llegó a lo que se esperaba porque se habían puesto expectativas muy altas. La gente esperaba trabajar como el año pasado y no ha sido así”, aunque ha insistido en que el balance está siendo positivo.
Lloberol cree que una de las causas de esta situación es que la gente se mueve más por el territorio, a la vez que hay muchos turistas que se van al extranjero, por lo que en julio se ha trabajado más o menos igual que antes de la pandemia.
Sin embargo, a partir de la semana pasada se ha notado “un cambio importante” y hay mucha más gente porque el turismo nacional hace más vacaciones en agosto.
Así, la ocupación media en julio en la zona del Baix Empordà fue de entre el 85 y 90 %, mientras que la primera quincena de agosto se espera cerrar con entre un 90 y un 95%.
Pese a la subida de precios que, en la zona puede ser un 10%, los establecimientos no han notado que la gente gaste menos. “Los restaurantes están llenos”, dice Lloberol.
Turismo rural
Tampoco el turismo rural está cumpliendo expectativas y, si en primavera se preveía una muy buena temporada, julio ha acabado con ocupaciones que rondan entre un 60 y un 70% y se espera cerrar agosto con entre un 80 y un 90%, cuando el año pasado muchos establecimientos colgaron en agosto el cartel de completo, como sucedía antes de la pandemia.
La portavoz de la Confederación de Turismo Rural y Agroturismo de Cataluña (Turalcat), Montse Coberó, ha asegurado que hay menos ocupación que el año pasado y cree que esta situación se debe, en parte, a que la gente ha recuperado los viajes al extranjero y a que el calor extremo ha inclinado a muchos hacia la playa o a destinos del norte y centro de Europa.
“No es catastrófico, pero no está yendo tan bien como se esperaba”, asegura Coberó.
Costa Dorada
La Semana Santa y los meses de abril y mayo fueron muy buenos en la Costa Dorada, lo que hacía prever un muy buen verano, pero, según el portavoz de la Federación de Hostelería y Turismo de la provincia de Tarragona, Xavier Guardià, “no es un año malo, pero será una temporada turística sin historia”.
En la Costa Dorada todavía no se han recuperado de la pérdida del mercado ruso que empezó con la pandemia y siguió con la guerra de Ucrania y que suponía un 13% de la ocupación.
Según Guardià, factores como la climatología o la inflación que afecta a Europa comporta que haya reservas más cortas, lo que ha hecho que el mercado estuviera un poco “convulso” en el mes de julio, que registró una ocupación en la zona de entre el 75 y el 80%.
En agosto, la ocupación está entre el 90 y el 95%, lo que, según el portavoz de la Federación de Hostelería y Turismo de la provincia de Tarragona, es “una situación buena”.
Por todo ello, Guardià cree que la temporada de verano se cerrará con cifras cercanas al 2019 y por debajo de las de 2022, que fue un año “espectacular” en los meses de julio y agosto.
Pirineo
Donde no ha habido sorpresas y están contentos es en el Pirineo, con una “muy buena” ocupación durante los fines de semana de julio, entre un 85 y un 95%, que se ha situado entre el 45 y el 50 % entre semana.
Según el presidente de la Federación de Hostelería de Lleida, Josep Castellarnau, en agosto se espera una ocupación del 85 % y los fines de semana hasta el día 20, aproximadamente, muchos hoteles estarán completos.
Barcelona
Los hoteleros de Barcelona están muy contentos de cómo evoluciona el turismo en la ciudad, con una ocupación del 87 % en julio y agosto, prácticamente igual a antes de la pandemia, cuando fue del 88 %, y con precios más altos.
Según ha explicado a EFE el director general del Gremio de Hoteles de Barcelona, Manel Casals, el precio medio en Barcelona está en unos 190 euros, unos 18 euros más que en el verano de 2022, aunque en los establecimientos de lujo la subida es mayor que en otras categorías.
A falta de confirmar con últimos datos, Casals cree que hay clientes con más poder adquisitivo en la ciudad, como por ejemplo americanos, que son una de las causas de este aumento de precios.
Para Casal, que Barcelona se posicione como destino de turismo de lujo es un “reto” para el que no basta con subir los precios, sino que hay que dar un servicio a la altura.
“Para ello no se pueden dejar pasar oportunidades, como dejar escapar el hotel Four Seasons”, un establecimiento de lujo y con un público muy fiel que no pudo abrir en Barcelona y se fue a Madrid.
En este sentido, Casals espera que el nuevo ayuntamiento de la ciudad, con el socialista Jaume Collboni a la cabeza, permita la apertura de proyectos singulares que aporten valor añadido a la ciudad.