La caída de las compraventas de vivienda se acelera
La Vanguardia. Las transacciones disminuyeron un 11% en julio con respecto al mismo mes del año pasado, mientras que la constitución de hipotecas para la adquisición de vivienda bajó cerca de un 19%.
Los últimos datos vuelven a confirmar una tendencia que ya se comenzó a apreciar hace unos meses: que el encarecimiento del crédito y los efectos de la inflación en el bolsillo del ciudadano están enfriando el mercado inmobiliario. En julio se contabilizaron 5.800 compraventas de viviendas menos que en el mismo mes del año anterior, hasta las 45.630 operaciones, lo que representa una disminución del 11,4%, según la estadística que publica hoy el Colegio de Registradores.
Se trata del quinto descenso consecutivo y el más pronunciado desde que el pasado mes de febrero empezó el declive en este tipo de transacciones. La ralentización de las compraventas totales comenzó unos meses antes, en septiembre del 2022, y aunque repuntaron ligeramente durante dos meses consecutivos, volvieron a bajar en diciembre, cuando se registró la caída más importante del periodo (del 13,3%). Y, desde entonces, no han parado de bajar.
En número absolutos, en julio se inscribieron 87.674 compraventas, un 8,8% menos que en el mismo mes del año anterior. A esto se suma la evolución negativa de la constitución de hipotecas desde hace medio año. En julio, el descenso fue del 19,7%, registrándose 36.356 operaciones. Una tendencia similar a la que experimentó el número de préstamos hipotecarios destinados a viviendas, que han sufrido una reducción de 6.400 operaciones en un año, hasta las 27.693 actuales, un 18,8% menos.
Por territorios, las compraventas han ido a la baja en casi todos los territorios, a excepción de Murcia y Asturias, donde aumentaron un 3% y un 2,1%, respectivamente. Las caídas más intensas se dieron en Galicia (-17,8%), Navarra (-17,4%), Melilla (-15,9%) y Madrid (-13,1%). Mientras que en cuanto a hipotecas constituidas los mayores descensos se registraron en Cantabria (-38,1%), Melilla (-37%), Galicia (-36,3%), La Rioja (-28,8%), Castilla-La Mancha (-27,4%) y Catalunya (-24,2%). Solo aumentaron en Baleares (13,6%).
La ralentización de las compraventas e hipotecas contrasta con el alza del precio de la vivienda, que desde hace 37 meses encadena subidas consecutivas. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios subieron en el segundo trimestre un 3,6% interanual, una tasa que es una décima más elevada que la del trimestre anterior. Por su parte, la tasadora Tinsa estima que el valor medio de la vivienda en agosto era un 5,3% superior al del mismo mes del año pasado, si bien se produjo un descenso de un 0,1% con respecto a julio, lo que confirma, según la tasadora, la tendencia hacia la estabilización del precio.
Sea como sea, atrás quedan las cifras récord en número de transacciones -fueron cerca de 650.000 en el 2022- que logró el mercado inmobiliario durante la salida de la pandemia, cuando llegó a anotarse crecimientos de doble dígito. Pese a ello, el impacto de la nueva política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), que ha elevado los tipos de interés del 0% al 4,25% en poco más de un año, de momento no está provocando grandes sacudidas. El motivo, señala María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, es la “capacidad de resiliencia” del sector. “La transformación está siendo suave y paulatina, porque las compraventas siguen por encima de las 45.000 operaciones. Son unas cifras todavía muy positivas y muy similares a las de 2019”, añade.
No obstante, reconoce que las familias más vulnerables están perdiendo capacidad de compra debido a la actual coyuntura económica, lo que reduce la demanda. Mientras gana protagonismo un perfil de comprador “conformado por ciudadanos solventes de nivel socioeconómico alto”, así como los pequeños y grandes inversores que no necesitan tanta financiación. Un cambio que explicaría por qué la concesión de hipotecas cae a un ritmo mayor que el de compraventas.
Otra explicación, agrega Francisco Iñareta, portavoz de Idealista, es que “una parte significativa de las familias que buscan vivienda en venta ya cuentan al menos con una en propiedad, lo que abarata de forma sensible los costes de la operación”. Al mismo tiempo, argumenta, el volumen de oferta disponible sigue en niveles “extraordinariamente bajos”, lo que contribuye a que los precios se mantengan en general al alza.