Cómo llenar el hotel adaptándose a los clientes que viajan en pandemia | Federació Hostaleria i Turisme de les Comarques de Girona

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Cómo llenar el hotel adaptándose a los clientes que viajan en pandemia

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Hosteltur. Instalaciones y servicios se amoldan a las necesidades de los nómadas digitales. La necesidad agudiza el ingenio. Y además a grandes males, grandes remedios. Así debió de pensar Miguel Fariña, responsable de los hoteles Playa del Sol, en Maspalomas (Gran Canaria) y Surfing Colors, en Fuerteventura, cuando el pasado mes de agosto decidió apostar firmemente por los nómadas digitales, adaptando sus instalaciones y servicios a sus necesidades. Lo cierto es que, según ha reconocido, “llevábamos dos años trabajando con este segmento de demanda y ya contábamos con una amplia base de datos que hemos utilizado para contactar con aquellos que sabíamos que estaban confinados en sus países de origen”. Rápidamente se corrió la voz y ahora mismo lucen un 90% de ocupación en el Playa del Sol, mientras trabajan para adaptar las instalaciones del Surfing Colors y así elevar su ocupación.

Los precios, eso sí, son muy competitivos para poder atraer a esos clientes de larga estancia que siguen pagando el alquiler o la hipoteca de su domicilio en su país. Para que les salga rentable han reducido los costes y para ello también los servicios a la mínima expresión, desglosándolos para que quien los quiera pague por ellos; incluso con horario limitado en recepción, en el caso del Surfing Colors, pero con servicios digitalizados y un número de Whatsapp siempre disponible.Miguel Fariña ha detallado la creación de “un pack mensual de desayuno que hay que abonar aparte, así como el servicio de limpieza, para de este modo poder adaptar el personal adecuado en función de las necesidades”.Un personal que en el caso del Playa del Sol, compuesto íntegramente por apartamentos con cocina, que se adaptan mejor a los requerimientos de este tipo de cliente, ha podido salir completamente del ERTE. En Surfing Colors, que dispone de 90 apartamentos y 125 habitaciones, en torno a un 30-40% de la plantilla se encuentra todavía en esa situación.

Para incrementar la ocupación Fariña ha explicado que “estamos habilitando una cocina común y un espacio de coworking abierto a los que se alojen en las habitaciones para poder sacar rendimiento calculamos que a unas 40 de ellas, de manera que podamos rescatar a más personal del ERTE. Está previsto que las obras concluyan a finales de marzo”.

Y es que la adaptación de las instalaciones es vital para satisfacer a este exigente nicho de mercado, como ha señalado su responsable, “habilitando espacios en el hotel desde donde poder trabajar, pequeños rincones, con una óptima conexión a internet. Así, hemos creado una zona de chill out, una sala de coworking y un espacio para las videollamadas en la antigua sala de masajes”.

Asimismo prueban a ampliar servicios de una manera ágil, al más puro estilo prueba-error porque todo depende de la respuesta que obtienen de los clientes. Ejemplo de ello fue, según ha apuntado Fariña, “el intento de ofrecer a los huéspedes de las habitaciones un servicio de comida para llevar, pero al plantearles la opción, al haber tantos regímenes alimenticios especiales y dietas específicas, era inviable implantarlo con unos costes razonables”.

En el Hotel Playa del Sol, aunque todo son apartamentos con cocina, sí permanece abierto el bar de la piscina porque hay un volumen suficiente de demanda.

Cómo llegar a los nómadas digitales

Además de las bases de datos que ya tenían en ambos hoteles, hay que tener en cuenta el perfil de este tipo de cliente, como ha indicado Fariña, que “es muy digital, y se mueve en grupos privados con muchas personas donde intercambian información y experiencias. También has de estar presente en sus redes sociales, que no son las tradicionales, sino más específicas. Y en el 80% de los casos viene por venta directa”.

De hecho ya desde 2019 contaban con nómadas digitales entre sus clientes, y el objetivo es volver a albergar a este tipo de demanda junto con la puramente turística, que en el caso del Playa del Sol suele estar compuesta por público sólo adultos en verano y turismo nórdico en invierno, mientras que en el caso del Surfing Colors está más centrado en el turismo deportivo, concretamente náutico. De hecho ofrecen como un extra clases de surf a los nómadas digitales alojados, también para “crear comunidad dentro del hotel”.

Al menos, según concluye Miguel Fariña, “estamos abiertos, cubriendo costes, que es un logro, y aguantando el tirón gracias a la diversificación. Nos estamos especializando cada vez más en un mercado de tres millones de personas que en el último año se ha multiplicado por 10. No sabemos cuánto tiempo seguirán con nosotros, si volverán a sus países en primavera, pero lo que sí sé es que empezamos a enfocarnos en los nómadas digitales en agosto o septiembre y ojalá lo hubiéramos hecho antes. Y vamos a seguir haciéndolo porque tenemos más planes para el futuro”.