Bruselas plantea relajar el control de los planes de recuperación
La Vanguardia. El balance que la UE haga de este fondo determinará si se replica la fórmula en el nuevo presupuesto.
El tiempo apremia, admite la Comisión Europea en la comunicación publicada este martes en la que propone abordar con “flexibilidad” el seguimiento de los planes nacionales de recuperación para agilizar los pagos y sacar el máximo provecho a los fondos de los programas Next Generation EU o REPowerEU antes de que expiren en el 2026.
Hasta la fecha, ha desembolsado a los estados miembros 232.000 millones de euros del total de 648.000 millones con que cuenta el Fondo de Recuperación y Resiliencia, entre ayudas a fondo perdido y préstamos concedidos a cambio de reformas económicas e inversiones previamente pactadas con Bruselas concebidos para afrontar los efectos económicas de la pandemia. El estallido de la guerra de Ucrania obligó a los gobiernos a revisar y ajustar sus planes, acumulando un retraso que aún pesa sobre la ejecución del plan.
El balance que Bruselas y los Veintisiete hagan del funcionamiento y la dotación de este fondo tendrá un gran peso en la decisión sobre la posibilidad de replicar la novedosa fórmula de cara al próximo marco financiero plurianual (2028-2034), como plantea por ejemplo el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni.
Las directrices publicadas este martes explican y facilitan el proceso de revisión de los planes nacionales de reformas, un proceso por el que han pasado España, Italia y otros países que también ha provocado aplazamientos. Además, Bruselas quiere “reducir” y “simplificar los requerimientos de envío de información” para las revisiones bianuales.
Las autoridades comunitarias también plantean apoyarse más en las auditorías que ya se llevan a cabo a escala nacional y europea para agilizar los procesos de verificación. “En estos momentos, y a la vista del carácter temporal del Fondo de Recuperación y Resiliencia, todos los esfuerzos deberían dirigirse a la plena y puntual aplicación de los planes” y afrontar con “flexibilidad” los posibles cuellos de botella que surjan, defiende la Comisión.