La batalla fiscal entre autonomías se centra ahora en sucesiones y el IRPF
La Vanguardia. Siete comunidades rebajan renta y la mayoría deja a cero las herencias a hijos.
La batalla fiscal entre las comunidades autónomas se libra este año en el IRPF y en el impuesto de sucesiones. Más de la mitad de las comunidades han anunciado rebajas en el impuesto de la renta y siete de ellas en sucesiones. La situación de los últimos meses contrasta con la que se dio en el 2022, cuando las comunidades gobernadas por el PP como Andalucía o Galicia se lanzaron a una carrera para eliminar la tributación de patrimonio como había hecho Madrid años atrás.
La introducción de una tributación mínima en patrimonio a través de la creación por el Gobierno del nuevo impuesto a las grandes fortunas justo antes de que acabara el 2022 cambió el campo de batalla. “Si tienes un impuesto de patrimonio que se cubre con el de las grandes fortunas, las comunidades buscan diferenciarse en sucesiones y donaciones”, reflexiona Valentí Pich, presidente del Consejo General de Economistas.
Como se detalla en el cuadro adjunto, siete gobiernos de comunidades autónomas han llevado a cabo algún tipo de ajuste (siempre a la baja) en el impuesto de sucesiones y donaciones. José María Durán Cabré, director del Institut d’Economia de Barcelona (IEB)-UB, explica que “la alternancia en algunos gobiernos autonómicos llevó a rebajar la tributación en sucesiones”. Los casos más claros son los de Valencia y Baleares, gobernados por el PP desde mayo, donde se ha dado la rebaja más rápida e intensa.
Los economistas piden que sucesiones, que suele abonarse una vez en la vida, no dependa del color político
En el caso de los recortes del IRPF, los gobiernos autonómicos los han justificado como una manera de compensar los efectos negativos de la inflación, que sigue elevadísima. Cuando los precios suben, muchas empresas tienden a elevar la retribución de sus empleados. El propio diseño del impuesto de la renta –que es progresivo– provoca que un incremento salarial que solo persigue compensar la inflación lleve a que un trabajador pague más al saltar de tramo. La manera de evitarlo es llevando a cabo una deflactación de los tramos. Esa medida consiste en elevar esos tramos en la misma proporción que la inflación. Al hacerlo, cuando se sube el sueldo al trabajador, este paga el mismo tipo de la renta.
Entre el 2023 y el 2024, las comunidades que han llevado a cabo algún tipo de deflactación son Madrid, Navarra y País Vasco. En otras comunidades lo que se ha hecho es reducir los tramos o rebajar directamente los tipos a abonar del tramo autonómico. Otra medida que facilita la rebaja de impuestos en el IRPF es elevar los mínimos familiares. Es el tope hasta el cual el ciudadano está exento de tributación. Las comunidades que los han incrementado son siete: las dos forales más las de gobierno del PP, Andalucía, Baleares, Galicia, Madrid, La Rioja y Valencia.
La carrera a la baja sigue después de que Junts ha exigido a ERC un recorte en el pago de las herencias
Después de años de negarse a rebajar la tributación, el Gobierno catalán de ERC se comprometió en diciembre a recortar el tramo autonómico a la rentas bajas. El problema es que la medida no se llevará a cabo hasta que no haya presupuestos de la Generalitat. Y por ahora no parece que vaya a ser algo inminente. El año pasado las cuentas públicas las aprobó el Govern el 2 de febrero y entraron en vigor al mes siguiente, por lo que este año, si finalmente se da el visto bueno, entrarán en funcionamiento a partir del segundo trimestre. En cualquier caso, la consellera de Economia, Natàlia Mas, se comprometió a que la rebaja fuera retroactiva con fecha del 1 de enero.
Aunque cualquier movimiento del Govern o de otro ejecutivo autonómico no puede competir con la hiperactividad legislativa fiscal de la presidenta popular de la comunidad madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Esta semana propuso rebajas de 1.000 euros en el IRPF para arrendatarios de viviendas y de 300 euros para los contribuyentes que tienen hipotecas a tipo variable. Para los que la tienen a tipo fijo, nada. Aunque el año pasado se vio forzada a reinstaurar el impuesto sobre el patrimonio para capturar la recaudación que hubiera ido a parar al Estado vía el impuesto a las grandes fortunas. En noviembre deflactó los tramos para el 2023, pero todavía no para el 2024, como sí que han hecho las dos forales.
Desiderio Romero, investigador de Funcas, cree que “la deflactación del IRPF debería ser automática e inmediata” para compensar la inflación. El impacto sobre el contribuyente se da tanto si la inflación es de un 3%, como en el 2023, o del 8%, como en el ejercicio precedente. Romero recuerda que no deflactar es una manera de subir la presión fiscal sin haber de aprobar nada en el Parlamento.
“En general, el debate es más ideológico que otra cosa”, reflexiona Romero. Durán Cabré cree que la tributación de impuestos que normalmente se pagan una vez en la vida, como el de sucesiones, no puede depender del color político de quien gobierne. En Valencia, por ejemplo, la rebaja en sucesiones se aplica desde el día después de las elecciones autonómicas, en mayo pasado. “Sucesiones tiene una función redistributiva que no se está cumpliendo con el cambio constante de normativa”, según Durán Cabre.
Valentí Pich opina que sucesiones debería tener una cuota base no muy alta pero que fuera un mínimo para todas las comunidades. A diferencia de otros impuestos como el de patrimonio, que existe en muy pocos países, el de sucesiones es prácticamente universal en todas las comunidades.
Actualmente, en España y con las últimas rebajas, en el caso de descendientes y adoptados menores de 21 años se paga una cantidad simbólica en Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Extremadura, Galicia, Madrid, Murcia, La Rioja, Valencia y los territorios forales. En el resto (Catalunya, gobernada por ERC, y Castilla La Mancha, por el PSOE), no se paga prácticamente nada si no se superan determinados umbrales de base liquidable. Aunque todo puede cambiar. Junts exigió la semana pasada a ERC la eliminación de sucesiones. La carrera sigue.