La incógnita de la Semana Santa
Hosteltur. La Semana Santa, tradicionalmente la primera gran oleada vacacional del año, comenzará a finales del próximo mes, pero hoy por hoy nadie se aventura a predecir si habrá cierta movilidad y, en consecuencia, cierta actividad turística. Hace unos días, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, afirmaba que esa fecha podría constituir el reinicio de los viajes nacionales “si se dan las condiciones de seguridad”. Y ayer, insistía en que “no habrá movilidad sin contención del virus”. Mientras tanto, varios destinos han anunciado ya la suspensión, por segundo año consecutivo, de las populares procesiones.
La ministra dijo que las pautas a seguir están marcadas por el desarrollo de la pandemia de la COVID-19 y el control de los contagios e insistió en que serán las autoridades sanitarias quienes determinen si se mantendrán las restricciones en Semana Santa de cara a la celebración de procesiones y otros actos litúrgicos.
“Todo va a depender de la evolución de la pandemia, es la que marca el paso de la movilidad y la reactivación de los sectores que como consecuencia de las restricciones están viendo limitada su actividad”, explicó.
Las vacaciones de Pascua se habían convertido en la gran esperanza del sector para iniciar la reactivación del turismo, como publicó HOSTELTUR noticias de turismo en el sector fija en el 1 de abril el horizonte de reactivación.
Una perspectiva que parecía más real con el inicio del proceso de vacunación a finales de diciembre. Incluso el presidente de la Federación Alemana de Asociaciones de Turismo (DRV), Norbert Fiebig, se mostraba confiado en que los ciudadanos alemanes pudieran viajar a nuestro país en abril (Agencias alemanas conservan la esperanza sobre la Semana Santa en España).
Sin embargo, ante la lentitud en el ritmo de inmunización, actualmente nadie se atreve a hacer previsiones claras. De hecho, hasta la fecha las reservas de hotel para Semana Santa están hundidas.
También la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, ha advertido de que es “muy complicado” que haya actividad turística durante la próxima Semana Santa, teniendo en cuenta la situación “delicada” en la que se encuentran las islas.
Reyes Maroto manifestó su “esperanza” en que se acelere el proceso inoculación tras adquirir la vacuna de AstraZeneca -la última de las tres aprobadas hasta la fecha por la Unión Europea, cuya distribución comenzó ayer en nuestro país-, aunque advirtió de que “quedan meses duros” y que se tienen que cumplir las previsiones de entrega.
La ministra avanzó que uno de los objetivos es trabajar con el resto de países de la Unión Europea de cara a contar con un pasaporte de vacunación común.
Recordó que las restricciones las adoptan en estos momentos las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas y que serán sus grupos de trabajo los que determinen “la idoneidad de su mantenimiento” – en referencia a la Semana Santa- en el caso de que se aminore la incidencia de la COVID-19.
De acuerdo con el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, para poder viajar en esas fechas, la situación más adecuada sería que la incidencia acumulada se sitúe en 150 casos de coronavirus por 100.000 habitantes en 14 días (Menos de 150 casos: la barrera para viajar en Semana Santa). En estos momentos, dicho indicador está en 667.
Suspensión de celebraciones
Algunos de los destinos más populares en la celebración de las tradicionales procesiones ya han anunciado la suspensión de las mismas. El Gobierno de Castilla y León dio a conocer ayer su decisión de cancelarlas así como los principales actos de Semana Santa, ya que a pocas semanas para que den comienzo estas celebraciones, la situación epidemiológica en la región es muy delicada.
A finales de diciembre fue el propio arzobispado de Sevilla quien explicaba a través de un comunicado su decisión de suspender las populares procesiones de la capital andaluza ante la gravedad de la situación sanitaria que continúa atravesando la ciudad.
Este año tampoco se celebrarán en la Región de Murcia debido a la pandemia del coronavirus, tras la decisión acordada por la Diócesis de Cartagena.