"Necesitamos a un secretario general de la OMT plenamente legitimado" | Federació Hostaleria i Turisme de les Comarques de Girona

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“Necesitamos a un secretario general de la OMT plenamente legitimado”

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Hosteltur. Algo se está moviendo dentro de la OMT y aunque algunos de los críticos no son muy optimistas respecto al resultado, Costa Rica plantea repensar la elección del secretario general y votar por papeletas en lugar de reelegirlo por aclamación.

“Necesitamos una gestión de la OMT completamente legitimada. Lo que queremos es que los países miembros miren hacia dentro de la organización, conozcan y analicen lo que está pasando y decidan. Estamos incómodos con esta gestión actual, en un momento en que la OMT es importante para ayudar en la recuperación mundial de los viajes”, asegura Carlos Vogeler, quien fue director Regional para las Américas desde 2007 y adicionalmente, director Ejecutivo de la OMT hasta diciembre de 2017, y es uno de los firmantes de la carta abierta enviada a los países miembros por parte de un grupo de ex altos cargos de la Organización. Zurab Pololikashvili no será ratificado por aclamación en Madrid dado que Costa Rica ha pedido que su reelección sea votada.

Lo que la carta abierta pretende, asegura Vogeler en un encuentro online organizado por eTurboNews, es “alertar a los estados miembros para que tomen la decisión correcta teniendo todos los datos, conociendo los principios de la organización y planteándose si se están cumpliendo. En la carta abierta alertamos de la gestión arbitraria, opaca e irregular, que no puede ser aceptada dentro de un organismo de las Naciones Unidas”.

Por eso la carta, firmada por los ex altos cargos y dada a conocer esta semana, se dirige a los países miembros, que son quienes tienen el poder de decisión en la Asamblea General que tendrá lugar en Madrid a partir del día 30 de noviembre.

Lo que propone la carta abierta

Varias cosas a los países miembros de la OMT:

  1. Reconsiderar, a la luz del informe de la Oficial de Ética, si hay que ratificar o no a Pololikashvili
  2. Pedir que la votación para ratificarlo o no en la Asamblea sea secreta, o sea, ni electrónica ni por aclamación, sino mediante votos, papeletas y escrutinio (cosa que ya ha hecho Costa Rica)
  3. No votar la ratificación de Pololikashvili a la luz de las previsibles conclusiones
  4. Forzar así un nuevo proceso electoral
  5. Pedir una investigación interna para determinar posibles responsabilidades

El objetivo es que los países se impliquen

“Muchas de las delegaciones no miran ni analizan documentos y situaciones, y el Secretariado, que no está 100% alineado con los principios éticos, puede aprovecharse de ello”, explica Vogeler.

“Por eso queríamos invitar a los estados miembros a mirar, conocer y decidir. Si sabiendo, conociendo, deciden ratificar al secretario general, adelante”, asegura

“Pero tienen que analizar todo: cómo es la organización, cuáles son los principios de la organización, conocer lo que ha estado pasando, cómo es la gestión, lo que ocurre con los contratos arbitrarios, el régimen de miedo que impera… hemos escuchado muchas cosas”, explica Carlos Vogeler.

¿Un secretario general deslegitimado?

Carlos Vogeler recuerda algo en lo que todas las fuentes están de acuerdo: la manera en que el Consejo Ejecutivo se reunió en enero para elegir al secretario general, de donde resultó la reelección de Zurab Pololikashvili, fue “altamente irregular”.

“Queremos volver a la normalidad, a un proceso transparente, abierto, y que sea quien sea el secretario general lo sea de forma legítima”, asegura

“Es muy triste ver lo que ha pasado fuera y dentro de la vida de la organización. La elección del secretario general no se hizo de forma adecuada en enero, según mi punto de vista, -asegura el ex secretario general, Francesco Frangialli-. Una vez un país pide el voto secreto, no hay discusión, eso es lo que se tiene que hacer”, prosigue.

Tras la petición de Costa Rica para que el voto de ratificación o no de Pololikashvili sea secreto en la Asamblea de Madrid, así tendrá que ser, rompiéndose la costumbre de la reelección por aclamación.

La importancia de esta petición no es por el voto secreto en sí, sino porque se refiere a votar como se ha hecho siempre, con papeletas, urnas y escrutinio y cada estado miembro con derecho a voto haciéndolo nominalmente, al ser llamado, y rechazando de esta manera tanto la aclamación como el voto electrónico, que quiere implantar el secretario general como forma habitual para ahorrar tiempo.

Dudas serias sobre la gestión de Pololikashvili

Nadie niega que en los últimos 10 años la OMT ha perdido gran parte de su influencia en el mundo. Entonces, como recordaba el ex secretario general Francesco Frangialli, eran miembros de la OMT algunos de los grandes países industrializados que posteriormente dejaron la organización: el Reino Unido, Noruega, Canadá, Australia, los países bálticos… Estados Unidos nunca ha sido miembro, pero el presidente recibió en varias ocasiones la recomendación del Secretario de Estado de Comercio de entrar en la OMT, cosa que nunca se ha materializado, recuerda Frangialli.

“No hemos sido capaces de ampliar la presencia del sector privado tampoco, los Miembros Afiliados es una parte pequeña que no representa a los grandes players de la industria actualmente”, lamenta.

Los firmantes de la carta consideran, como Frangialli, que una gestión legítima y legitimada de la OMT es imprescindible para que la organización pueda enderezar sus objetivos y su rumbo, ayudar a los gobiernos a entender que el turismo es una prioridad y ser capaz de acercarse más al sector privado, a la industria.

¿Qué ha hecho la OMT durante esta crisis?

“Casi nada, ni liderar, ni prever la recuperación, ni recopilar datos, ni explorar el impacto de la crisis sanitaria. Debió haber trabajado en facilitar el transporte, el reinicio de los viajes, cosa que tampoco ha hecho”, expone Francesco Frangialli, quien aunque no firmó la carta abierta porque considera que un ex secretario general no debe entrar en debates internos de la organización, sí mostró en HOSTELTUR su apoyo y acuerdo con el escrito.

“No estoy sorprendido por el informe de la Oficial de Ética, a quien no le han dejado hacer su trabajo. Hay una total ausencia de decencia en las contrataciones, con gente no cualificada”, denuncia Frangialli.

“Creo que es incongruente la ética de la OMT y esto es muy triste. No soy muy optimista sobre que algo vaya a cambiar, porque la naturaleza de los delegados ha cambiado respecto al pasado. Antes eran personas cualificadas y experimentadas que seguían la vida de la organización durante tiempo, y el secretario general no podía decir o hacer según qué cosas porque le controlaban”, recuerda Frangialli.

“Ahora son delgados jóvenes, sin background, que se creen lo que dice el secretario general porque es el secretario general. La imagen es triste, no soy muy optimista… sería una sorpresa agradable”, concluye.

¿Qué pasará ahora?

La Asamblea General es soberana, puede decidir lo que quiera. Y si un solo país pide el voto secreto, o sea, un voto a la manera tradicional, con papeletas, urnas y escrutinio, como ha hecho Costa Rica, ya es suficiente como para que se tenga que votar así, dejando de lado el voto electrónico que quiere implantar el secretario general, de escrutinio dudoso, y sin reelegir al máximo responsable por aclamación, como es costumbre.

Si los países miembros presentes y con derecho a voto -muchos países no tienen derecho a voto porque no pagan sus cuotas- rechazan la reelección de Zurab Pololikashvili, el proceso electoral se reinicia de nuevo.

Para ser ratificado, Pololikashvili necesita dos tercios de los votos de los miembros presentes y con derecho a voto. La OMT tiene actualmente 159 estados miembros. Según el Artículo 22 de los Estatutos de la organización “el secretario general será designado por mayoría de dos tercios de los miembros de pleno derecho presentes y votantes en la Asamblea General”. Lo cual significa que son necesarios 53 votos negativos para Pololikashvili para bloquear su reelección, si estuvieran presentes todos los países miembros.

Y aún serían menos los votos necesarios porque habría que descontar el voto de los países sin derecho a hacerlo por no estar al corriente de pago.

Nuevo periodo electoral

De no ser ratificado, se abriría un nuevo periodo electoral y tendrían que ser presentadas nuevas candidaturas. El nuevo secretario general sería elegido en una Asamblea General extraordinaria, en el mes de mayo, a propuesta del Comité Ejecutivo.

El mandato del georgiano termina el 31 de diciembre, y a partir de entonces asumiría la Secretaría General, de forma accidental, el segundo de abordo, el director ejecutivo Zhu Shanzhong, aunque ahora hay otra directora ejecutiva nombrada en octubre por Pololikashvili, Zoritsa Urosevic, un nombramiento que también sería irregular según las fuentes consultadas, porque no ha sido aprobado por el Consejo Ejecutivo.

La candidata de Bahréin, Shaika Mai bint Mohamed al Khalifa, miembro de la familia real y ministra de Cultura de ese país entre 2010 y 2014, que perdió en enero frente a Pololikashvili, no sería considerada candidata de forma automática, sino que debería presentarse de nuevo a la elección.

En mayo el Consejo Ejecutivo elegiría al candidato para proponerlo a la Asamblea General Extraordinaria, que tendría lugar también en mayo y en Madrid, y donde sería ratificado o no por los países miembros.

Ha sido una costumbre que los candidatos sean ratificados en la Asamblea General por aclamación. Sin embargo, en esta ocasión, difícilmente será así por la petición realizada por Costa Rica.