"El desarrollo sostenible exige acelerar la acción y aumentar la ambición" | Federació Hostaleria i Turisme de les Comarques de Girona

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“El desarrollo sostenible exige acelerar la acción y aumentar la ambición”

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Hosteltur. Entrevista Cristina Sánchez, directora ejecutiva del Pacto Mundial de Naciones Unidas España, indica que el turismo es uno de los pocos sectores que está reflejado específicamente en alguna de las metas de la Agenda 2030.

Las empresas y organizaciones tienen un impacto en la sociedad y en el desarrollo económico y deben trabajar para que esa huella sea positiva. Con ese objetivo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) creó en el año 2000 el Pacto Mundial, a iniciativa de Kofi Annan, su secretario general en ese momento. Cuenta con unas 19.000 organizaciones de más de 160 países y se estructura en 70 redes locales, entre ellas España, donde cuenta con más de 2.000 entidades. De ellos, un 30% son grandes empresas, un 60%, pymes, y un 10%, otro tipo de organizaciones -ONG e instituciones académicas, entre otras-, según detalla Cristina Sánchez, directora ejecutiva del Pacto Mundial de Naciones Unidas España. Explica que en los últimos años, las empresas se muestran más concienciadas sobre la necesidad de avanzar en estrategias de sostenibilidad, pero todavía quedan muchos retos por delante, por lo que “nuestro mensaje, desde el Pacto Mundial al sector empresarial y a los que trabajan con él, es acelerar la acción y aumentar la ambición”, asevera.

Como entidad que lidera la sostenibilidad empresarial en el mundo, ¿cómo trabaja el Pacto Mundial con las distintas compañías?

Teniendo en cuenta la importancia que tiene la empresa en el desarrollo sostenible, trabajamos con el sector empresarial y con otras organizaciones para que alineen sus estrategias de negocio y sus operaciones con los 10 principios del Pacto Mundial, que están recogidos en cuatro bloques: derechos humanos, normas laborales, medio ambiente y lucha contra la corrupción. Además, desde 2015, cuando Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030, le dio el mandato al Pacto Mundial para promover los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) entre el sector empresarial.

Nuestros valores son los de la ONU, pero trabajamos en un lenguaje muy empresarial. Es decir, somos la organización que acompaña a la empresa.

¿Quién se puede integrar en esta organización y qué compromisos adquiere?

Cualquier entidad legal se puede adherir al Pacto Mundial de Naciones Unidas, excepto las pertenecientes al sector del tabaco y armamentístico, que están vetadas por Naciones Unidas. Las entidades tienen el compromiso de entregar una vez al año un informe que explique cómo se están implementando los 10 principios. Además, a partir del año que viene las empresas van a tener que responder a más preguntas y con un contenido de más calidad. Será una batería de 55 preguntas en la que tendrán que explicar cómo están implementando cada uno de los cuatro bloques y cómo los están integrando en su estrategia de negocio. Son indicadores cuantitativos internacionalmente reconocidos. Además, mediante el pago de una cuota, las entidades socias pueden acceder a formación en temas de sostenibilidad, asesoramiento, participar en eventos, en grupos de trabajo o en programas aceleradores internacionales del Pacto Mundial.

El Pacto Mundial se puso en marcha hace más de 20 años. ¿Cuáles son los principales logros alcanzados?

Hace 20 años, las empresas hablaban de filantropía, de voluntarismo corporativo, que son acciones muy interesantes, pero ahora se habla de gestión, se vincula con el retorno económico de la empresa, incluso los inversores preguntan mucho a las compañías sobre diferentes técnicas. Ha habido una evolución muy interesante, acompañada por diferentes palancas normativas, tanto de la Unión Europea como a nivel nacional. Esa evolución ha hecho ver, en los últimos dos o tres años, que la sostenibilidad empresarial no es una opción, sino que ya no hay alternativa. Las empresas están creando sus propios departamentos de sostenibilidad y sistemas de gestión internos para adaptarse a las nuevas reglas del juego. La sostenibilidad ha pasado de estar en un rincón de la empresa a formar parte del centro. En cualquier caso, quedan muchos retos por delante y desgraciadamente esto no es igual en todo el tejido empresarial.

Ahora se habla más que nunca de sostenibilidad. ¿Hasta qué punto hay un verdadero compromiso del sector empresarial o en qué medida es solo una tendencia puntual para algunas compañías?

Hay empresas que lo están enfocando desde un punto de vista únicamente de comunicación. Utilizan estos temas para mejorar su imagen, pero creo que con la avalancha regulatoria que viene de la Unión Europea, con toda la información que piden los inversores y con la exigencia de la sociedad y de los consumidores, las empresas que no lo estén implementando de una manera real en su estrategia van a sufrir más para adaptarse. Sobre todo cuando se enfrenten a la directiva de la Unión Europea de información no financiera o a la futura directiva de vida y diligencia. Con todas estas presiones del mercado, antes o después, las empresas van a tener que enfocarlo desde un punto de vista mucho más serio.

Para conseguirlo ¿se necesita una verdadera implicación de toda la estructura de la empresa?

Sí, es otro cambio que hemos visto en estos años. Antes tratábamos únicamente con los departamentos de responsabilidad social o de sostenibilidad y, poco a poco, sobre todo en las grandes empresas, este trabajo se ha hecho más transversal.

Es importantísimo que haya una alta dirección muy comprometida, si no los objetivos no se extienden al resto de la empresa y no se ponen los recursos necesarios para profesionalizar las estrategias de sostenibilidad. Además, en los diferentes departamentos tiene que haber un conocimiento de la Agenda 2030 y de todos los aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno en los que se está trabajando.

Quedan muchos retos y es necesario fijar objetivos cuantificables y con un límite de tiempo en cuestiones como reducción de emisiones, acceso de las mujeres a los órganos de dirección de la empresa, políticas de reducción de consumo energético, economía circular o transparencia en buen gobierno, entre otros.. Nuestro mensaje, desde el Pacto Mundial al sector empresarial y a todos los que trabajan con él, es acelerar la acción y aumentar la ambición.

¿La sostenibilidad está cambiando el enfoque de los negocios?

Creo que sí. Una palanca muy interesante para ver esto es el tema de los inversores. Hablamos de rentabilidad económica, de cómo las estrategias de sostenibilidad afectan al ahorro económico y a la transición energética. También en la retención del talento, estamos viendo muchas situaciones en las que el empleado va tomando conciencia de dónde quiere trabajar. Esto ha obligado a muchas empresas a poner en valor los esfuerzos que ya se estaban haciendo o que se estaban empezando a hacer para que esa vinculación y esa identificación con la empresa vaya desde el empleado a otros grupos de interés. También en la Administración se está empezando a legislar sobre estos temas y esto hace que cambien las reglas del juego. Lo que antes era voluntario, ahora en algunas áreas está empezando a ser obligatorio.

¿Es más complicado e incluso más costoso para las pymes marcarse todos estos objetivos?

Dudo que sea más costoso, pero sí que es más complicado. El poder tractor que tienen las empresas grandes es fundamental. Las multinacionales operan en mercados internacionales donde la competitividad es muy fuerte, desde hace ya varios años implementan estrategias de desarrollo sostenible y esto se está intentando transmitir a la cadenas de suministros, a los clientes más pequeños…

Dentro de la pequeña y mediana empresa se aprecia una intención de trabajar los temas de sostenibilidad, pero es más costoso, no tanto en términos económicos, sino de recursos humanos.

Hay pocos recursos humanos dentro de las pymes que se puedan dedicar exclusivamente a estos temas, hay una falta de conocimiento de formación e incluso de incentivos por parte de la Administración. No hablo de ayudas, sino de incentivos, por ejemplo, la compra pública con criterios sostenibles es una tarea pendiente. En organizaciones, como el Pacto Mundial, estamos trabajando para acompañarlas y ayudarlas y, de hecho, el 60% de nuestros socios son pymes.

Centrándonos en el turismo, desde el Pacto Mundial, ¿qué percepción se tiene de la implicación de ese sector con la sostenibilidad?

El turismo fue el primer sector por el que apostamos en el Pacto Mundial en España, creando un grupo de trabajo, con representantes de diferentes grupos. Desde 2016 estamos trabajando con empresas turísticas y organizaciones como la OMT.

Creemos que el turismo, sobre todo en España, donde es el sector más relevante para el PIB junto con el agroalimentario, puede convertirse en ese sector tractor imprescindible para activar los cambios que necesitamos.

¿Cómo lo estamos viendo? No es el que avanza más rápido en temas de sostenibilidad, está en medio de las velocidades que hemos detectado en los análisis que hacemos de diferentes actividades. El año pasado analizamos cómo se estaban implementando los ODS en los 10 sectores más importantes en España y vimos que el 33% de las empresas del sector turístico ya conocen la Agenda 2030, y en profundidad, el 46%. En lo que se refiere a acciones concretas, el turismo se sitúa en la media de otros sectores, con un 85%.

¿Dónde considera que ha de mejorar?

En la formación de empleados en materia específica de sostenibilidad, porque solamente en torno al 11% de las empresas consultadas decía tener procesos internos. Es curioso porque uno de los pocos sectores que está reflejado específicamente en la Agenda 2030 en alguna de sus metas es el turismo. Por ejemplo, se menciona expresamente en la meta 8.9, enfocada al desarrollo de políticas que promuevan un turismo sostenible; también en la meta 12.b sobre la elaboración de instrumentos de vigilancia para lograr un turismo sostenible. Es decir, habla de que se monitoree qué se está haciendo en este sector. También se incluye en la meta 14.z, referente al desarrollo de pequeños estados insulares a través de una gestión sostenible de la pesca, la acuicultura y el turismo.